«Nuestros hallazgos vinculan estos futuros plausibles con sus implicaciones para la biodiversidad», dice Walter Jetz, coautor y profesor de Ecología y Biología Evolutiva y de Estudios Forestales y Ambientales en Yale.
Para 2070, se espera que el aumento en el uso humano de la tierra ponga a más de 1.700 especies de anfibios, aves y mamíferos en mayor riesgo de extinción al reducir sus hábitats naturales. Para hacer esta predicción, ecólogos de la Universidad de Yale combinaron información sobre las distribuciones geográficas actuales de alrededor de 19.400 especies en todo el mundo con cambios en la cobertura terrestre proyectados bajo cuatro trayectorias diferentes para los científicos del mundo que han acordado. Estos caminos potenciales representan expectativas razonables sobre futuros desarrollos en la sociedad global, la demografía y la economía.
«Nuestros hallazgos vinculan estos futuros plausibles con sus implicaciones para la biodiversidad«, dice Walter Jetz, coautor y profesor de Ecología y Biología Evolutiva y de Estudios Forestales y Ambientales en Yale. «Nuestros análisis nos permiten hacer un seguimiento de cómo se espera que las decisiones políticas y económicas, a través de sus cambios asociados a la cobertura global de la tierra, causen disminuciones en el rango de hábitat en especies de todo el mundo», agrega este experto, cuyo trabajo se publica en Nature Climate Change.
El estudio muestra que, en un escenario intermedio de cambios moderados en el uso humano de la tierra, alrededor de 1.700 especies probablemente experimentarán incrementos marcados en su riesgo de extinción en los próximos 50 años: perderán aproximadamente el 30-50 por ciento de su riesgo de extinción de los rangos de hábitats actuales para 2070. Estas especies de interés incluyen 886 especies de anfibios, 436 especies de aves y 376 especies de mamíferos, todas las cuales se prevé que tengan un alto aumento en su riesgo de extinción.
Destino grave para ciertas especies
Entre ellas se encuentran especies cuyo destino será particularmente grave, como la rana cruzada de Lombok (Indonesia), el antílope del Nilo (Sudán del Sur), el ticotico cejipálido (Brasil) y el pajonalera piquicurva? (Argentina, Brasil, Uruguay). Se predice que todos perderán alrededor de la mitad de su rango geográfico actual en las próximas cinco décadas. Estas proyecciones y todas las demás especies analizadas se pueden examinar en el sitio web de Map of Life.
«La integración de nuestros análisis con Map of Life puede ayudar a cualquier persona interesada en evaluar cómo las especies pueden sufrir en futuros escenarios específicos de uso de la tierra y ayudar a prevenir o mitigar estos efectos», afirma Ryan P. Powers, coautor y exbecario postdoctoral en el laboratorio de Jetz en Yale. Las especies que viven en África Central y Oriental, Mesoamérica, Sudamérica y el Sudeste Asiático sufrirán la mayor pérdida de hábitat y un mayor riesgo de extinción. Pero Jetz advirtió al público mundial contra la suposición de que las pérdidas son solo el problema de los países dentro de cuyas fronteras ocurren.
«Las pérdidas en las poblaciones de especies pueden obstaculizar irreversiblemente el funcionamiento de los ecosistemas y la calidad de vida humana –dice Jetz– Aunque la erosión de la biodiversidad en partes lejanas del planeta puede parecer que no nos afecta directamente, sus consecuencias para el sustento humano pueden repercutir en todo el mundo. También es a menudo la demanda lejana la que impulsa estas pérdidas: maderas duras tropicales, aceite de palma, o la soja; por lo que nos hace a todos co-responsables».