El terreno que ocupará en un futuro el parque está catalogado en el plan general de ordenación urbana de Madrid como espacio natural, aunque a simple vista el lugar no parezca más que un descampado. «Está protegido por lo que no se ve. El subsuelo alberga una sucesión de estratos con interés geológico», indica Alejandro Arca, el urbanista y arquitecto responsable del plan especial del Cerro de la Herradura, que previsiblemente se aprobará en el Pleno del Ayuntamiento del mes de noviembre.
Paradójicamente, los estratos solo resultaron visibles tras la construcción de la M-45, finalizada en 2002, que partió en dos el cerro que da nombre al entorno y que ahora permite observarlos, aunque solo un experto pueda saber qué significan. Además, la zona es rica en yacimientos arqueológicos, entre los que destaca una mina de sílex del neolítico que se integrará en el parque de tal forma que pueda visitarse.
Pero en la superficie también «hay otros aspectos relevantes que se quieren poner en valor, como la topografía, el paisaje y su interés natural», continúa el urbanista. La zona alcanza desniveles de hasta cien metros -equivalentes a un edificio de 30 plantas- entre los puntos más altos y en los lugares mejor conservados aún luce vegetación natural, entre la que se aprecian coscojales y arbustos, como la retama, que mantendrá el futuro parque.
También se se integrará la plantación de olivos y almendros que hay junto a Casa Montera, donde vivía el guarda de la finca. Junto a estos restos de vegetación, se plantarán entre 8.000 y 10.000 árboles, más otra cantidad similar de arbustos, hasta configurar un parque más urbano, lindando con las 15.000 viviendas del desarrollo; y otro más grande de carácter forestal, separado del anterior por la M-50.
Pinos y encinas
El parque urbano tendrá especies ornamentales como el magnolio, el laurel, el álamo o el almendro. En el resto del Cerro de la Herradura predominarán encinas y pinos piñoneros para configurar una zona boscosa, en la habrá lugares habilitados para el descanso. Los pinos marcarán los caminos que ya existen y otros de nueva creación, que servirán a peatones y ciclistas para recorrer el parque y llegar hasta los nueve miradores desde los que se podrá divisar el paisaje. Las vistas a la vega del Jarama, a la gran ciudad y a otros municipios son uno de los fuertes de la futura zona verde.
Todo ello está sobre plano por el momento. Si no hubiera contratiempos se podría comenzar con la creación de las primeras zonas de parque en 2013, apunta el arquitecto, quien apuntilla que la medida de tiempo en urbanismo es el año. El gerente de la Comisión Gestora del Desarrollo del Este de los Cerros, Javier Lopez-Linares, añade que en noviembre se podría aprobar el plan especial del parque; y en unos meses, el plan parcial del ámbito. Después faltaría el proyecto de urbanización, que también lleva su tiempo, y las excavaciones de los yacimientos arqueológicos localizados, que se tienen que realizar antes de construir este desarrollo, que cerrará en verde Madrid por el Este.