Contrariamente a una reciente evaluación de peligro, que estimaba un posible terremoto de magnitud máxima de 7,5, el estudio estima que podría producirse un terremoto de 8,7 a 8,9 de magnitud en la región.
Los investigadores, dirigidos por Benjamin Brooks, utilizaron datos de GPS para analizar el movimiento de la superficie terrestre en el margen subandino, a lo largo del flanco oriental de las montañas de los Andes. Los autores informan de un agudo descenso en la velocidad superficial de oeste a este.
En esta sección cerrada en la actualidad a lo largo de una longitud de alrededor de 100 kilómetros, las placas tectónicas de la región se mueven lentamente la una contra la otra y acumulan tensión.
Los investigadores estiman que la ruptura de esta sección cerrada debido a un terremoto podría dar lugar a magnitudes sísmicas superiores a los 8,9 en la escala Richter.
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