Para la organización, esta temporada de caza se está desarrollando en una situación de «sequía excepcional» que exigía haber retrasado el inicio de la misma, por lo que pide que por lo menos este cese se mantenga hasta una semana después de que comiencen las primeras lluvias del otoño, con el objetivo también de evitar daños a las especies, evitar sufrimiento a los perros de caza y reducir el riesgo de incendios.
Al mismo tiempo, denuncia que la temporada de caza ha comenzado «un año más» sin que los «graves» problemas ligados a la gestión cinegética en España se hayan afrontado ni solucionado. «Una muestra del descontrol y falta de criterio existente en la materia, es el inicio de la temporada de caza en situación de sequía y con altas temperaturas, unas condiciones en las que el inicio de la temporada no se debía haber producido», destaca la organización en un comunicado.
De este modo, recuerda que en la mayor parte de España no llueve desde hace más de 45 días y en algunas regiones, desde hace más de 60 días. Al mismo tiempo, las temperaturas máximas rondan los 25 o 30 grados centígrados en muchos momentos y lugares y se están produciendo incendios en el norte del país que están dañando miles de hectáreas de monte y están dispersando a los animales.
Por estos motivos, Ecologistas en Acción, apunta que con esta falta de agua y de comida, los animales están debilitados y concentrados en torno a los bebederos, lo que da lugar a muerte por agotamiento y estrés, al cobro de un mayor número de piezas o, «lo que es peor», a que aumenten los incidentes por disparo a especies protegidas.
Asimismo, considera que las altas temperaturas pueden provocar «nefastas» consecuencias entre los perros de caza utilizados en las rehalas para las monterías y batidas, ya que enferman o mueren «exhaustos y deshidratados debido al esfuerzo».
Al mismo tiempo, señala que la proliferación de personas y vehículos deambulando por el monte supone un incremento notable y evidente del riesgo de incendios forestales puesto que a los cazadores «se les permite hacer cosas, como andar campo a través, fumar o introducir coches en caminos, que no se permiten al resto de usuarios del medio natural».
En este contexto, denuncian las «muestras de notable descontrol» de la gestión cinegética por parte de las administraciones públicas y la falta de responsabilidad en el ejercicio de la misma, por parte de las federaciones, gestores y propietarios de grandes fincas. «Una vez más se observa como el interés económico de la caza se impone. Vale todo con tal de no suspender una montería o un ojeo en los que recaudan entre 1.000 y 6.000 euros por puesto», lamenta.
Finalmente, reclama una «mayor regulación y control de la caza» y una mayor transparencia de su gestión, que sea «acorde con los tiempos actuales» y que se reconozca el derecho de los no cazadores a disfrutar de un medio natural «tranquilo y seguro».
ECOticias.com – ep