En la Comarca de Riaño se lleva a cabo la modalidad de caza más salvaje de las
que se realizan en España.
La Junta de Castilla y León autoriza para los Cotos de Caza limítrofes con la
Reserva de Caza de Riaño en León, la realización de batidas de caza con la
participación de rehalas de perros de agarre.
El área del Valle de Vallorza, donde se tenía previsto liberar a la osa Jimena, se
encuentra a menos de diez kilómetros de distancia de una de las áreas de mayor
intensidad de caza utilizando perros de agarre, como es el cercano coto de caza
de Prioro.
En este coto y en el resto de los cotos de caza de León donde habita el oso
pardo, la Junta autoriza las partidas de caza en donde pueden llegar a participar
hasta tres rehalas de perros, lo que quiere decir que en una sola jornada de caza
y batiendo un monte, puede haber hasta noventa perros persiguiendo y matando
fauna salvaje.
En estas cacerías se llegan a producir ataques de los perros a ganado doméstico,
ya que se utilizan razas de perros consideradas PPP, (potencialmente peligrosas),
perros que en muchas ocasiones los propios adiestradores les entrenan
potenciando su alta motivación para matar presas, ya que se trata de razas
como dogos argentinos, pitbull, pastores alemanes, etc.
A lo insólito de que la Junta de Castilla y León autorice esta modalidad de caza
en las zonas oseras de la Cordillera Cantábrica ignorando el Plan de Recuperación
de esta especie, se añade el hecho de que el lugar elegido para liberar a la osa
Jimena, se ubique en un área desde el cual, a poco que se hubiera desplazado del
territorio de suelta, podía haberse introducido en una de las zonas donde se
utiliza a los perros de presa y agarre para matar animales salvajes, lo que
supondría para ella una muerte segura de haber llegado a ser localizada por los
perros.
El FAPAS sospecha, que una de las causas por las que la población de oso pardo
no evoluciona favorablemente en la zona oriental de la Cordillera Cantábrica,
podría deberse precisamente a la utilización de estos perros de caza adiestrados
para matar y contra los cuales ni tan siquiera un oso tiene muchas probabilidades
de sobrevivir si es acosado.