Los bancos centrales no son conscientes de las consecuencias de la pérdida de naturaleza

Publicado el: 19 de noviembre de 2024 a las 17:09
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Un nuevo Informe recientemente presentado trata acerca de la factibilidad de encontrar un camino respetuoso con la naturaleza, aun en el tema de las finanzas. La idea es informar acerca de cómo los bancos centrales y supervisores financieros pueden comenzar a generar acciones que eviten que sus actividades afecten a la naturaleza

En este documento, realizado por WWF junto con el Laboratorio de Finanzas Sostenibles (SFL) de Países Bajos se plantea la necesidad de que los bancos centrales y supervisores financieros adopten una visión integrada de los riesgos climáticos y los relacionados con la naturaleza, y ofrece soluciones prácticas para abordarlo.



La naturaleza siempre cuenta

La COP29, ya conocida como “la Cumbre de las Finanzas Climáticas”, supone una oportunidad para adoptar un Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo que aumente sustancialmente la financiación pública con el fin de mitigar la crisis climática, impulsar la adaptación, así como frenar las pérdidas y daños en los países en desarrollo. Además, esta Cumbre debe suponer un antes y un después para que las instituciones financieras -tanto públicas como privadas- se comprometan firmemente con el despliegue de capital destinado a la financiación climática.

Los riesgos e impactos de la pérdida de la naturaleza tienen importantes consecuencias para las personas, la economía y la estabilidad financiera. Sin embargo, el último SUSREG Tracker 2024 publicado en octubre por la ONG muestra que estos riesgos tienden a ser subestimados y no se contemplan de forma integrada junto a los riesgos climáticos por los bancos centrales y supervisores del sector financiero.



Existe una importante brecha entre las inversiones perjudiciales – como los pagos directos, los incentivos fiscales y las subvenciones que agravan la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas – estimadas en casi 7 billones de dólares al año, y las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza que ascienden tan solo a 200 000 millones de dólares.

El informe “Encontrar un camino con la naturaleza” va un paso más allá del diagnóstico y ofrece directrices para pasar a la acción. Para ello, parte de la premisa de que los bancos centrales y supervisores financieros, considerando sus mandatos pueden adoptar un enfoque preventivo y proactivo, y marcar la diferencia y liderar la transición hacia una economía con cero emisiones netas y positiva para la naturaleza, de la que depende la estabilidad financiera global.

El reto está en pasar de la concienciación y el compromiso a la implementación de políticas y acciones concretas para gestionar los riesgos relacionados con la naturaleza. Así, en el informe se identifican los principales retos, herramientas disponibles y se propone una agenda a corto, medio y largo plazo con soluciones. El objetivo es que, en los próximos cinco años, los bancos centrales y los supervisores financieros contribuyan a revertir el rumbo de la pérdida de la naturaleza, que amenaza cada vez más la estabilidad financiera mundial.

Entre las medidas propuestas de aquí a 2030, destacan: adoptar un enfoque integrado de clima y biodiversidad, promover una perspectiva de precaución y proactividad antes de que sea demasiado tarde, abordar primero las actividades perjudiciales para el medio ambiente -como la extracción de combustibles fósiles, la deforestación o los plaguicidas- y exigir mayores consecuencias como complementos de capital. Además, la organización ecologista anima a estos actores a liderar con el ejemplo y publicar sus planes de transición, que incluyan un vínculo directo entre la pérdida de biodiversidad y el cambio climático.

Los riesgos e impactos de la pérdida de la naturaleza tienen importantes consecuencias para la estabilidad financiera, la economía y las personas, por consiguiente, pueden incrementar los impactos del cambio climático. Lo preocupante es que, a día de hoy, los bancos centrales y los supervisores del sector financiero prácticamente no los están tomando en cuenta.