Las especies cinegéticas son aquellas que pueden ser objeto de caza con diversos fines: el control de sus poblaciones, la regulación de animales considerados invasores, el mantenimiento de hábitats naturales o bien como parte de actividades recreativas.
En otras palabras, se trata de animales cuya caza se ha permitido de una manera legal; eso sí, siempre dentro de ciertas regulaciones y circunstancias normativas. Pero en este caso no se alude a estas normas, sino al juicio que siempre ha sobrevolado en relación a estas especies y la seguridad vial.
Desmontando el juicio de las especies cinegéticas sobre seguridad vial
El Partido Animalista y con el Medio Ambiente (Pacma) rechaza que las especies cinegéticas sean un «riesgo vial significativo», tras analizar un informe de la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Transportes. Pacma había enviado una solicitud de información a esa Dirección sobre el número de incidentes viales con animales registrados en la Red de Carreteras del Estado durante el año 2024.
Según los cálculos hechos por Pacma con las cifras aportados por ese informe, al menos el 55 % de los accidentes producidos en 2024 los sufrieron animales no cinegéticos por lo que eso desmontaría, a su juicio, que la caza sea necesaria para evitar accidentes de tráfico. Para esta formación, el dossier ofrece cifras detalladas «que invitan a replantear la justificación de la caza como herramienta preventiva frente a la siniestralidad vial».
Durante el año 2024 se registraron un total de 46.652 incidentes con animales en las carreteras estatales, de los que 256 implicaron víctimas personales heridas de diversa consideración repartidas en 188 accidentes, lo que representa el 0,4 % del total de reportes. Además, no se produjo ninguna persona fallecida como consecuencia de estos sucesos, y solo ocho llegaron a tener consideración de gravedad.
La mayoría de los casos, el 83,3 %, se clasificaron como “otros sucesos”, sin daños personales ni materiales significativos, y un 16,3 % causaron únicamente daños materiales. En conjunto, más del 99 % de los incidentes no generaron consecuencias graves para las personas. Un dato relevante es que al menos el 55 % de los incidentes (más de 25.000) implicaron especies que no son presas de caza: en este grupo destacan los gatos (9.210 casos) y los perros (2.633), seguidos por especies como zorros, erizos, hurones, aves o reptiles.
Para la portavoz nacional del partido, Yolanda Morales, llama la atención que dos especies utilizadas habitualmente en la actividad cinegética, como el perro y el hurón, «figuren con cifras elevadas en el listado de incidentes: 2.633 y 390, respectivamente», ya que son animales con presencia en el medio rural y en los entornos de caza es habitual, «y cuya posible relación con esta práctica no puede descartarse», añade.
Por otro lado, los datos correspondientes a especies tradicionalmente asociadas a la caza también muestran un impacto limitado en términos de siniestralidad. En el caso del jabalí, se registraron 6.082 incidentes en total, de los cuales solo 5 provocaron heridas graves y 85 leves. En lo referente al corzo, hubo 3.459 incidentes con un solo herido grave y 24 leves. En el caso del ciervo, se contabilizaron 593 incidentes con 13 personas heridas leves. El conejo, pese a haber protagonizado más de 9.300 incidentes, no ocasionó ningún herido.
El informe detalla además que las medidas más valoradas para prevenir este tipo de incidentes no tienen carácter cinegético. Entre las soluciones que ya se aplican y que el propio Ministerio valora como adecuadas se incluyen el vallado de carreteras, los pasos de fauna, las balizas disuasorias, la limpieza de márgenes o la señalización de tramos con alta densidad de animales.
Ejemplos comunes de especies cinegéticas son los ciervos, jabalíes, conejos, perdices, patos o faisanes a los que aluden los integrantes de este partido político. EFE / ECOticias.com