Los saurópodos eran dinosaurios de grandes proporciones que se caracterizaban por tener patas columnares, cuello y cola largos y cabezas pequeñas con relación al tamaño de su cuerpo. Eran herbívoros y cuadrúpedos, aunque en algunas ocasiones podían erguirse sobre sus patas traseras con el fin de alcanzar alimento o para asustar a sus depredadores.
Debido a la forma de sus cráneos y a que los dientes no les ayudaban a masticar completamente las plantas de las que se alimentaban, estos dinosaurios usaban gastrolitos (piedras estomacales) para ayudar a su aparato digestivo a concluir este proceso.
Los saurópodos eran animales de andar lento y pausado y podían alcanzar grandes dimensiones, ya que crecían toda su vida. De hecho, son algunos de los vertebrados terrestres de mayor tamaño que han habitado nuestro planeta.
Nuevos datos de los saurópodos
Judy es el nombre que le han dado a un espécimen de Diamantinasaurus matildae, existente hace más de 94 millones de años, del que se han obtenido restos de intestino fosilizados que confirman una dieta herbívora y diversa. Las plantas de su interior estaban mordidas, pero no masticadas, lo que demuestra que procesaban los alimentos gracias a su flora intestinal y dependían en gran medida de la fermentación a través de bacterias.
Asimismo, el contenido de su vientre carecía completamente de piedras estomacales o gastrolitos para triturar y digerir las comidas. Esto sugiere que los saurópodos no se las tragaban voluntariamente, como hacían otros animales, para potenciar su tránsito intestinal.
El estudio, publicado en Current Biology, muestra la primera prueba directa de contenido gastroenterológico perteneciente a un saurópodo, a pesar de que su clado viviera más de 130 millones de años en todos los continentes. Entre los factores que contribuyeron a su conservación fueron la escasa alteración a la que se vio sometido el cadáver por parte de carroñeros y el entorno ácido del interior del tracto digestivo.
Una dieta muy variada
Anteriormente, los científicos deducían que estos dinosaurios eran herbívoros gracias a sus características anatómicas como su cuello y mandíbula. No fue hasta 2017, cuando un equipo del Museo Australiano de la Era de los Dinosaurios halló un esqueleto de Diamantinasaurus matildae del Cretácico Medio en la formación de Winton (Australia).
Durante el proceso, encontraron una capa de roca fracturada con una cololita de saurópodo, es decir, un conjunto de fósiles de plantas bien conservados. Entre ellas se incluían follaje de coníferas, frutas y flores; lo que indicaba una alimentación variable
“Las plantas encontradas en Judy sugieren que el Diamantinasaurus consumía a diferentes niveles de altura, al menos cuando era subadulto, y que era un animal poco selectivo en su dieta, es decir, ingería muchas partes de plantas diferentes y no era exigente con su comida”, cuenta el autor principal del estudio e investigador de la universidad de Curtin (Australia), Stephen Poropat. En este sentido, los restos arqueológicos corroboran hipótesis pasadas sobre la enorme influencia que los saurópodos tuvieron en los ecosistemas de todo el globo durante el Mesozoico, según afirma el científico.
Resiliencia a los cambios de las flores
Algo que le sorprendió a Poropat fue que se alimentaran de plantas angiospermas o flores. Según el estudio, este tipo de especies vegetales estaban tan presentes como las coníferas en Australia hace unos 100 millones de años. Esto sugiere que se habían adaptado con éxito a comer flores después de 40 millones de años de la primera evidencia de la presencia de estas plantas en el registro fósil, apunta el experto.
“La flexibilidad alimentaria fue un factor clave en la evolución de saurópodos en general”, señala Poropat. “Si un determinado grupo experimentaba un cambio en su dieta a medida que maduraba, podría haber sobrevivido mejor a los cambios florales que los que se especializaron en un tipo de alimentación”, argumenta.
La edad pautaba la alimentación
Además, Poropat y su equipo también demostraron que los Diamantinasaurus se alimentaban de diferentes plantas según su edad. “Tras nacer de un huevo más pequeño que un balón de futbol estándar, los saurópodos debieron comer plantas cercanas al suelo, puesto que era a lo único que podían llegar”, aduce el investigador. A medida que crecían ampliaban su dieta con otras especies vegetales más altas, gracias a sus cuellos alargados y dientes robustos.
“El esqueleto de Judy muestra una dieta basada en las plantas de las copas de los árboles, pero también de niveles más bajos”, explica. No obstante, el estudio tiene sus limitaciones porque solo muestra la alimentación que siguió dos semanas antes. “No sabemos si las plantas conservadas representan su dieta típica”, concluye. ECOticias.com