La Cordillera Cantábrica es uno de los dos lugares (el otro es el Pirineo) de la Península ibérica donde habita una emblemática e imponente criatura: el oso pardo cantábrico (Ursus arctos pyrenaicus) que ha sido perseguido hasta casi la extinción y aun estando catalogada como especie protegida sigue siendo el objetivo de muchos cazadores furtivos.
Osos pardos: perseguidos por furtivos
Este animal, que se encuentra en peligro de extinción, redujo su población drásticamente a finales del siglo XX, hasta casi el punto de la extinción en la región. Sin embargo, la emotiva historia de dos ejemplares hembra llamadas Paca y Tola impulsó la creación de un plan de recuperación de la especie.
Tola falleció hace ya varios años, y su hermana Paca vivía bajo la tutela del estado y se había convertido en un referente en la lucha contra la caza furtiva y la defensa de su especie. En los últimos días, las afecciones que tenía a causa de su edad se agravaron, al punto de obligar a los veterinarios a tomar la decisión de ‘dormirla’ para evitarle sufrimientos innecesarios.
¡Adiós Osa Paca!
La Consejería de Medio Rural y Política Agraria ha practicado hoy la eutanasia compasiva a la osa Paca ante sus problemas de movilidad, que se agravaron en los últimos días y que comprometían su calidad de vida. La decisión se tomó tras analizar el último informe veterinario sobre el animal, que revelaba un deterioro irreversible de su estado físico, así como una severa disminución de la reacción ante estímulos y una pobre condición corporal.
La osa, de 36 años, ya no ingería la medicación que necesitaba para aliviar los síntomas de la artrosis, una situación que motivó en los últimos tiempos su postración prolongada durante largos períodos.
Veterinarios de la consejería, junto con la veterinaria de la Fundación Oso Asturias, encargada de la atención facultativa y el cuidador habitual del animal, han sido los encargados de practicar la eutanasia. El cuerpo de Paca se ha trasladado al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de Sobrescobio, donde se practicará la necropsia.
La osa Paca y su hermana Tola, que murió en 2018, fueron rescatadas en 1989, tras quedar huérfanas después de que un cazador furtivo matara a su madre. Ambos ejemplares permanecían desde 1996 bajo el cuidado de la Fundación Oso Asturias en el cercado de Santo Adriano, tras un breve periodo en Vic (Cataluña) y en Hosquillo (Cuenca) y una vez constatada la imposibilidad de que sobrevivieran en libertad.
Paca y Tola se convirtieron en el símbolo de la lucha por la supervivencia del oso pardo cantábrico. Su presencia en los cercados oseros y su propia historia despertó conciencias y favoreció la puesta en marcha de un plan para la recuperación de la especie que, sin embargo, continúa todavía en peligro de extinción.