Desde una multiplicación de ejemplares de lobo que no avalan los datos oficiales a un supuesto régimen del terror de estos animales que condicionan la vida en el campo, o los kilos de carne que se “desperdician” por sus ataques: los bulos pululan y se multiplican.
Y es que la derecha española ha desplegado todo su arsenal de bulos, mentiras y medias verdades con el único fin de conseguir la desprotección de la especie y darles vía libre a los cazadores, para que sacien su sed de sangre.
El biólogo Javier Talegón ofreció recientemente en Zamora una conferencia titulada ‘¿Por qué necesitamos lobos? Bulos y realidades sobre una especie imprescindible’, en el transurso de la cual explicó que, al margen de los beneficios desde el punto de vista de la biodiversidad o de su valor científico, «los lobos son necesarios y también generan economía».
Desmintiendo bulos
El biólogo Javier Talegón, divulgador y promotor de una empresa de turismo de observación de lobos, ha desmontado algunos de los bulos más extendidos sobre una especie que, según ha subrayado, en la reserva de la Sierra de la Culebra (Zamora) genera 1,8 millones de ingresos al año en turismo.
En una zona «periférica y deprimida» como es la Sierra de la Culebra, donde se asienta su empresa de turismo de observación, el lobo provoca que anualmente «más de tres mil personas se acerquen a la zona, coman y duerman, se alojen, compren camisetas y contraten actividades con empresas locales.
Ha estimado en 1,8 millones los ingresos inducidos que el turismo lobero deja en ese territorio del noroeste de la provincia de Zamora, que siempre ha sido «una zona de referencia» de la especie y que ha mantenido las poblaciones de lobo en los momentos en los que en Europa el animal estuvo a punto de desaparecer. Esa generación de ingresos, según ha expuesto, ha repercutido en la percepción que la población local tiene de la especie en los municipios en los que más desarrollo turístico existe en torno al lobo, como en Villardeciervos.
Cambio de imagen
A su juicio, es «indudable» que el turismo asociado a la especie está generando una mejor imagen del lobo, como también contribuye a ello el Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León ‘Félix Rodríguez de la Fuente’, ubicado en la localidad zamorana de Robledo, que ayuda a desestacionalizar el turismo en la zona.
Al margen del atractivo turístico, Talegón ha puesto de relieve el valor científico del lobo, con más de cuatro mil artículos científicos sobre la especie y su contribución a la biodiversidad, y que «desde el punto de vista estético son chulos y, desde el punto de vista ético, la sociedad humana no debería decir por qué esta especie sí y esta no».
El papel que juega el lobo en el ecosistema
El papel del lobo en los ecosistemas es «importantísimo», ha añadido, al reducir el número de herbívoros y favorecer eso la recuperación de la vegetación, además de que sirve para eliminar los ungulados enfermos, lo que reduce el riesgo de transmisión de enfermedades como la tuberculosis a las ganaderías en extensivo.
En cuanto a los bulos, este biólogo y estudioso de la especie se ha referido al hecho de que los lobos sean peligrosos para las personas cuando se encuentran con ellas, ya que «siempre huyen» y precisamente son nocturnos «entre otras cosas, para evitarnos». Ha calificado de bulo el afirmar que hay más lobos que nunca, cuando la realidad es que en Castilla y León «el número de manadas es prácticamente el mismo» que hace diez años, ahora 190 y entonces más de 170.
Del mismo modo, ha advertido de que siempre se acusa a los lobos de los daños al ganado, cuando «la realidad de los análisis genéticos, por ejemplo, de muchos animales mordidos en el cuello, te confirma que muchas veces son de perros». Talegón ha opinado que no hay actualmente más ataques al ganado que hace cinco o seis años, sino que lo que existen son mayores reclamaciones porque antes no se denunciaban todas.
Por último, ha aludido al mito de que el lobo y la ganadería extensiva sean incompatibles, algo que ha indicado que no es cierto y se puede comprobar en ganaderías de la comarca zamorana de Sanabria, con ejemplos concretos en Cerdillo o en Santa Colomba de Sanabria, zonas que tradicionalmente han convivido con la especie y ello ha ayudado a prevenir los ataques. EFE / ECOticias.com