La caza es la actividad mediante la que, por simple diversión (ya que a estas alturas del siglo XXI nadie necesita en España matar para poder alimentarse) se asesinan animales para dar rienda suelta al ser inferior que seguramente los que se dedican a ello, llevan dentro.
El cinegético es un lobby de mucho poder económico y político que suele ejercer todo tipo de presiones para salirse con la suya. Desde conseguir permisos para matar especies que se encuentren en franco declive, como sucede con el lobo o la tórtola, hasta lograr que los perros de rehalas queden fuera de una Ley de Protección Animal de alcance nacional, porque en vez de ser seres sintientes, se los considera ‘herramientas de trabajo’.
Pero aparentemente todo ello no es suficiente y tanta ‘mano ancha’ parece hacerles creer que están exentos de toda ética, por lo que ahora también involucran a niños en la promoción de este sucio negocio de matar animales por deporte y eso es justamente lo que denuncia PACMA que ha sucedido en la localidad sevillana de Cazalla de la Sierva.
La caza, la ética y los niños
El Partido Animalista y con el Medio Ambiente (Pacma) ha denunciado el uso de menores de edad para promocionar la caza en Cazalla de la Sierra (Sevilla), a través de una serie de vídeos con los que se quiere promocionar un encuentro de rehalas de perros que tendrá lugar del 19 al 21 de septiembre.
Se trata de la XV Concentración de Rehalas y Productos Autóctonos de la localidad sevillana, que el Ayuntamiento promociona en sus redes sociales con “entrevistas” a vecinos a los que le gusta esta forma de caza, entre ellas a un menor de edad.
En un comunicado, Pacma asegura estar «atónitos por el descaro con el que el Ayuntamiento promociona la concentración de rehalas«, ya que lo hace a través de una “inocente entrevista” a un menor de edad de la localidad.
Aunque la caza es una actividad que está “blindada” por Andalucía, «es violencia, tanto hacia los animales que se cazan como hacia los perros de rehalas, que están desprotegidos gracias a la Ley Nacional de Bienestar Animal», al ser excluidos expresamente por ser considerados “animales de trabajo”.
Los perros de rehalas «malviven encerrados en zulos con unas condiciones de salubridad más que cuestionables«, denuncia Pacma, que sostiene que estos animales están atados permanentemente «y con un trato indigno y cruel, siendo explotados únicamente para matar a otros seres vivos indefensos».
En algunos casos, los “buenos perros de caza” son utilizados para criar e incluso llegan a vivir con sus explotadores, mientras que los “malos” son «desechados o abandonados a su suerte», y son muy pocos «los afortunados que dan con una protectora o alguien que se apiade de ellos y los rescate».
Con respecto a la difusión de esta concentración de rehalas, Pacma asegura que le parece «inconcebible» que este municipio siga manteniendo un reconocimiento desde la organización internacional Unicef como ‘Ciudad Amigas de la Infancia’, y «ni siquiera se cuestionen por qué es tan incongruente el fomento de estas actividades con la protección de los niños y niñas».
Por ello, pide que Unicef retire el citado reconocimiento al municipio de Cazalla de la Sierra, ya que «expone y utiliza a menores de edad para fomentar la violencia contra seres vulnerables con tanta naturalidad, normalizando estos actos brutales».
O se es una ciudad amiga de la infancia, que cuida a sus menores y les protege de espectáculos que pueden herir su sensibilidad, como es el caso de la caza y el maltrato animal que subyace detrás de una gran mayoría de las rehalas o Cazalla de la Sierra y el resto de pueblos que piensan como ellos, no merecen tal distinción de parte de UNICEF. EFE / ECOticias.com


















