La investigación genética más reciente sobre los perros modernos está reescribiendo nuestra comprensión de su origen y de la compleja relación que mantienen con los seres humanos. Nuevos análisis de ADN —incluidos estudios comparativos entre razas actuales, lobos ancestrales y restos arqueológicos— revelan que los perros conservan una herencia lobuna más profunda y diversa de lo que se creía.
Esta evidencia apunta a que la domesticación no fue un proceso lineal ni aislado, sino una larga interacción entre múltiples poblaciones de lobos y distintos grupos humanos a lo largo de miles de años.
Los científicos han identificado rastros de linajes lobunos hoy extintos en el genoma de muchas razas modernas de perros. Esto sugiere que la domesticación inicial pudo haberse producido en varias regiones, donde los lobos se acercaron a campamentos humanos atraídos por restos de comida.
Perros modernos: la herencia genética del lobo que persiste miles de años después
La mayoría de los perros modernos, desde el pastor de Shiloh al pequeño chihuahua, tienen antepasados lobos detectables que han moldeado las características y la evolución de esos animales.
Los perros protagonizan dos estudios que publica este lunes la revista PNAS, el primero sobre su ascendencia del lobo y el segundo sobre los golden retriever y cómo algunos de sus comportamientos están determinados por los mismos genes que los de los humanos.
Un estudio del Museo Americano de Historia Natural (EE.UU.) revela que la mayoría de los perros actuales tienen niveles bajos pero detectables de ascendencia lobuna posterior a la domesticación, lo que probablemente ha moldeado características como el tamaño corporal, el sentido del olfato y los rasgos de personalidad.
La investigación genética más reciente sobre los perros modernos está reescribiendo nuestra comprensión de su origen y de la compleja relación que mantienen con los seres humanos.
El estudio sugiere que este flujo genético recién descubierto puede ayudar a proporcionar ventajas únicas para la supervivencia de los perros en diversos entornos humanos.
Los perros evolucionaron a partir de una población extinta de lobos grises bajo la influencia humana durante el Pleistoceno tardío, hace unos 20.000 años.
Antes de este estudio, «la ciencia dominante parecía sugerir que, para que un perro sea un perro, no puede haber mucho ADN de lobo presente, si es que hay alguno», según Audrey Lin, del Museo Americano de Historia Natural y una de las firmantes del artículo.
Sin embargo, el equipo descubrió que si se analiza con detenimiento, el lobo está presente en el genoma de los perros actuales. Los investigadores exploraron el flujo genético histórico entre perros y lobos utilizando más de 2.700 genomas que abarcan desde el Pleistoceno tardío hasta la actualidad.
Rasgos, tamaño y conducta: cómo el ADN lobuno moldeó a las razas actuales
Casi dos tercios de los perros de raza tienen ascendencia lobuna en su genoma nuclear, procedente de cruces que tuvieron lugar hace unas mil generaciones, indica el estudio.
La ascendencia de lobo es mayor entre los perros más grandes y en aquellos criados para ciertos tipos de trabajo, incluidos los perros de trineo del Ártico.
Los perros lobo checoslovacos y Saarloos, que fueron criados mediante hibridación con lobos, tenían los niveles más altos de ascendencia de ese animal, de un 23 a un 40 % de sus genomas. Entre los perros de raza, los más lobunos eran el gran sabueso tricolor anglo-francés (entre un 4,7 y un 5,7 %) y el pastor Shiloh (2,7 %).
Incluso el chihuahua tiene alrededor de un 0,2 % de ascendencia de lobo, señala el Museo Americano de Historia Natural.
En cambio, los terriers, los perros de caza y los sabuesos son, en promedio, los que menos ascendencia tienen. Mientras que algunos perros guardianes de gran tamaño tienen una elevada ascendencia lobuna, otros, como el mastín napolitano, el bullmastiff y el san bernardo, no tienen ninguna detectable.
El equipo también comparó la frecuencia con la que los clubes caninos utilizan términos relacionados con la personalidad para describir las razas con los niveles más altos y más bajos de ascendencia lobuna.
El descriptor más asociado con las razas de baja ascendencia fue amistoso, seguido de deseoso de complacer, fácil de adiestrar, valiente, vivaz y afectuoso.
La ascendencia de lobo es mayor entre los perros más grandes y en aquellos criados para ciertos tipos de trabajo, incluidos los perros de trineo del Ártico.
Aquellos con un alto porcentaje de ascendencia de lobo se describen con mayor frecuencia como desconfiados con los extraños, así como independientes, leales o territoriales.
Términos como inteligente, obediente, bueno con los niños, dedicado, tranquilo y alegre, aparecieron con similar frecuencia en ambos grupos de perros.
Inteligencia, miedo o energía: lo que la genética revela sobre nuestros compañeros caninos
La segunda investigación apunta que los golden retriever y los humanos han compartido raíces genéticas en lo que respecta a su comportamiento.
El equipo analizó el código genético de 1.300 perros y lo comparó con los rasgos de comportamiento de cada ejemplar, lo que reveló los genes subyacentes a rasgos como la capacidad de adiestramiento, los niveles de energía o el miedo a los extraños.
Al contrastar los resultados con un análisis similar en humanos, se vio que doce de los genes de los animales también subyacen en rasgos de comportamiento y emociones humanos.
El gen PTPN1, se relacionó con la agresividad hacia otros perros y también se asocia con la inteligencia y la depresión en los seres humanos, según un comunicado de la Universidad de Cambridge.
El estudio demostró que la capacidad de adiestramiento de los golden retriever está asociada a un gen, el ROMO1, que en los seres humanos está relacionado con la inteligencia y la sensibilidad emocional.
La nueva evidencia genética no solo ilumina la historia de la domesticación, sino que también ayuda a comprender problemas actuales, como las enfermedades hereditarias o la diversidad morfológica extrema entre razas.
En conjunto, estos hallazgos refuerzan la idea de que la relación entre perros y humanos es una de las asociaciones biológicas y culturales más singulares de la historia: una alianza moldeada tanto por la evolución como por la convivencia. Seguir leyendo en EFE / ECOticias.com















