La gripe aviar, a veces conocida como gripe de las aves, es una enfermedad causada por un virus que afecta principalmente a las aves, pero que también puede afectar a los mamíferos, incluidos los seres humanos. Su principal vía de propagación desde las aves infectadas a los seres humanos es el contacto directo con aves o entornos contaminados, por ejemplo, en explotaciones avícolas de corral domésticas y en mercados de venta de aves. También se han notificado unos pocos casos de transmisión desde otros tipos de animales infectados a seres humanos.
Los síntomas en las personas pueden ser desde leves hasta graves, y en algunos casos pueden llegar a ser mortales. Los síntomas más comunes son de carácter respiratorio, por ejemplo, tos, disnea o dificultad para respirar, y dolor de garganta, aunque también se han notificado síntomas no respiratorios, como fatiga y dolores musculares o corporales.
También se han detectado infecciones asintomáticas en seres humanos que habían estado expuestos a animales infectados o a su entorno, pero lo más preocupante es que ya ha habido al menos una muerte por esta causa. Sucedió en EEUU a principios del presente año.
Virus H5N1: gripe aviar
En noviembre de 2023, esta investigadora argentina se calzó el traje blanco de bioseguridad –de aquellos que se volvieron tan habituales durante la pandemia de la covid-19–, guantes y gafas protectoras y con cuidado y paciencia inició su recorrido por un área natural protegida en la costa sur de la Patagonia conocida como Punta León. “Fue como caminar en un campo de batalla”.
Las científicas recogieron muestras cerebrales de los cuerpos de leones y lobos marinos y tejidos de distintas aves desparramadas por la costa de la provincia de Chubut. Todos dieron positivo para el virus de la gripe aviar, denominado H5N1. Estos análisis genéticos y epidemiológicos eran las primeras evidencias de lo tan temido: el patógeno, que hasta entonces se limitaba a circular en aves de corral y aves silvestres, había mutado y se estaba transmitiendo entre mamíferos.
La ruta del virus
Mientras la humanidad era sacudida por la pandemia de la covid-19, otro peligroso virus se expandía en silencio y a gran velocidad por el planeta: transportado por las aves a lo largo de sus rutas migratorias, el H5N1 invadió seis continentes, incluida la Antártida.
Pero algo cambió. En los últimos años, según un informe conducido por el veterinario Pablo I. Plaza, 26 países han notificado casos en 485 tipos de aves -patos, palomas, codornices, avestruces, loros, entre otras- y en más de 48 especies de mamíferos, entre ellos osos, ratones, alpacas, gatos, cabras, zorrinos, delfines, pumas, visones, zorros y vacas lecheras.
“El área geográfica y el número de especies afectadas por el evento actual son considerablemente mayores que en olas de infección anteriores”, se lee en el artículo. “La fuente más plausible de infección de mamíferos en ambos períodos parece ser el contacto cercano con aves infectadas, incluida su ingestión”.
El virus H5N1 ya es global. En enero de 2023, el Departamento de Conservación Ambiental de Alaska confirmó la muerte de un oso polar a causa de gripe aviar. “Este es el primer caso de oso polar reportado en cualquier parte del mundo”, dijo en su momento el veterinario local Bob Gerlach.
Se estima que en las costas de Perú y Chile murieron más de 30 000 leones marinos sudamericanos entre 2022 y 2023. Y más de 200 000 aves silvestres de diferentes especies, entre ellas el pelícano peruano: el 41 % de la población de esta ave marina altamente amenazada fue diezmada.
En las Islas Malvinas, el H5N1 mató a 10 000 albatros de ceja negra y devastó una colonia de pingüinos papúa. Mientras que en la Península Valdés, en la Patagonia argentina, se calcula que fallecieron 20 000 elefantes marinos, incluido aproximadamente el 97% de sus crías. Un año después del brote solo un tercio de los elefantes marinos que normalmente se esperan en la zona regresaron.
La situación preocupa mucho a los científicos, quienes la han catalogado como “panzootia”. Así como una pandemia es una enfermedad que afecta a seres humanos a lo largo de muchos países (del griego pan -todo- y demos -pueblo-), el concepto de ‘panzootia’ se emplea desde el siglo XIX para describir infecciones extensas de múltiples especies animales por un solo virus.
El H5N1 representa una amenaza existencial para la biodiversidad mundial. El aumento de infecciones producidas por este patógeno en mamíferos alerta por los efectos que estas muertes en masa provocan en los ecosistemas y en la estructura social de sus poblaciones y por las pérdidas económicas asociadas. Pero preocupa a los científicos en especial por su potencial transmisión a los seres humanos.
Sus consecuencias ya se palpan en los mercados, especialmente en los de Estados Unidos. La gripe aviar altamente patógena ha provocado el aumento de los precios de los huevos, se ha detectado en 900 granjas lecheras en 16 estados y a lo largo de 2024 se han reportado más de 70 casos humanos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, aunque se cree que son muchos más.
A comienzos de enero, el Departamento de Salud de Luisiana comunicó la primera muerte. La persona tenía más de 65 años y fue hospitalizada con gripe aviar después de estar expuesta a una bandada de pájaros en su patio trasero y a aves silvestres.
“Cada vez que un virus de influenza se adapta a una nueva especie cabe la posibilidad de que incremente el rango de huéspedes y pueda infectar a otras especies”, explica Pérez. “El hecho de que estos virus que circulan tanto entre aves como vacas lecheras puedan infectar a personas es aun más preocupante, ya que puede llegar una cepa que finalmente se adapte a humanos e inicie una pandemia”.
El próximo movimiento del virus
Entre 1956 y 2000, sólo se notificaron 18 brotes de gripe aviar en el mundo. La situación cambió con la aparición de un nuevo linaje de influenza aviar de alta patogenicidad que desde 2005 ha provocado regularmente brotes tanto en aves de corral como en aves silvestres, principalmente en Asia.
Con el tiempo, este virus ha mejorado su capacidad de infectar y una nueva cepa ha evolucionado para dispersarse entre las aves silvestres migratorias: el H5N1 se mueve de una bandada a otra sin extinguirse.
La letalidad del H5N1 y la cantidad de animales silvestres afectados son inéditas. Ha extirpado especies de algunos sitios y ha llegado a rincones remotos y aislados como las islas subantárticas y la Antártida. Informes sobre muertes masivas de animales se reportan a diario. Sin embargo, a escala global, nadie sabe realmente cuántos animales salvajes ha matado el virus H5N1.
Si bien este patógeno hasta el momento no ha evolucionado para transmitirse fácilmente de un ser humano a otro, esto podría cambiar en cualquier momento. Los virus de la influenza comúnmente mutan e intercambian segmentos genéticos, lo que les permite adaptarse a nuevos huéspedes. Un artículo publicado en la revista Science en diciembre pasado concluyó que una sola mutación en la proteína de superficie del H5N1 es suficiente para facilitar la transmisión entre personas.
“Hay una gran cantidad de brotes sucediendo en casi todo el mundo a diario, lo que implica una gran carga viral también en ambientes productivos y en cercanía de las personas”, indica Uhart. “Cuantas más oportunidades tenga el virus de evolucionar al infectar huéspedes de múltiples especies, pero principalmente mamíferos, más posibilidades habrá de que emerjan variantes más infecciosas y/o agresivas para las personas”.
“Tenemos que cambiar fundamentalmente la forma en que se manejan las producciones animales”, advierte Pérez. “El hacinamiento de los animales y sobretodo la falta de higiene atenta contra nosotros mismos ya que creamos las condiciones para que puedan surgir patógenos de todo tipo. En pleno siglo XXI, los mercados de animales vivos tan comunes en muchas partes del planeta y con escasa bioseguridad son una aberración”.
Mientras tanto, Luciana Gallo y sus colegas vigilan la costa de la Patagonia argentina. “El H5N1 es un virus muy inquietante”, asegura. “Me parece que la población aun no dimensiona lo que está sucediendo y las consecuencias que esto tiene para la industria avícola, lechera, la conservación de aves y especies emblemáticas tan importantes para nuestra región”.