En este sentido, y tal y como aseguró su Director General, José Graziano da Silva, “cada dólar invertido en políticas para frenar las pérdidas y el desperdicio alimentario, redunda en un beneficio de 14 dólares”.
“Tolerancia cero” con el desperdicio alimentario. Ese es el posicionamiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que insta a la renovación de este compromiso para acabar con el hambre, toda vez que un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia cada año en el mundo, suponiendo igualmente un despilfarro de mano de obra, agua, energía y tierra.
En este sentido, y tal y como aseguró su Director General, José Graziano da Silva, “cada dólar invertido en políticas para frenar las pérdidas y el desperdicio alimentario, redunda en un beneficio de 14 dólares”.
Este llamamiento cuenta con el apoyo del Presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), Gilbert Houngbo; el Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley; el Ministro de Cambio Climático y Medio Ambiente de Emiratos Árabes Unidos (EAU), Thani bin Ahmed Al Zeyoudi; la Comisaria de Economía Rural y Agricultura de la Unión Africana, Josefa Correia Sacko, así como representantes de distintos Gobiernos, que piden una mayor colaboración entre todos los grupos sociales para abordar este problema con garantías.
Pero el derroche alimentario tiene lugar a lo largo de toda la cadena de suministro, por lo que los esfuerzos deben estar centrados en cada etapa: desde la propia producción hasta el consumo, pasando por la fase de almacenamiento, procesamiento y distribución.
La FAO recuerda que la mayoría de los 815 millones de personas que pasan hambre en el mundo son agricultores familiares, pastores o pescadores que no cuentan con medios para prevenir las pérdidas alimentarias, adoleciendo los sistemas locales de instrumentos apropiados para la gestión, transporte, procesamiento y refrigeración en la fase post-cosecha.
La organización cuenta con herramientas y metodologías para identificar las causas de este problema y las posibles soluciones al mismo. Y como ejemplo alude al Sudeste asiático, donde se descubrió que el 20% de los tomates resultaban dañados durante el transporte debido a su envase a granel. Al introducir mejoras en las prácticas de envasado, el resultado fue de una reducción de pérdidas cuantificada finalmente en el 90%.
TEJIENDO ALIANZAS
En el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la FAO y Unilever han conformado una alianza estratégica para ayudar a los países a reducir las pérdidas alimentarias. Con tal fin, ambas entidades han formalizado un acuerdo para asegurar un mejor acceso a los alimentos por parte de la población y promover una agricultura sostenible.
La colaboración pivota sobre cinco áreas prioritarias de intervención: la innovación digital, el respeto de la tenencia de la tierra, la creación de resiliencia para los pequeños agricultores, el cambio climático y la pérdida y desperdicio alimentario.
La alianza dará cobertura a países de todo el mundo, comenzando por América Latina.