Los expertos estiman que ya se han producido más de 8.000 millones de toneladas de plástico y que cada año llegan al océano 8.000 millones de kilos de plástico. Este plástico atrapa a los animales marinos y a los peces, contamina las aguas y se transforma en microplasticos, que a través de diferentes vías llegan a nuestros cuerpos.
A medida que salen a la luz cada vez más investigaciones sobre los efectos de usar demasiado plástico, tanto consumidores como fabricantes buscan una alternativa para este material ubicuo y los bioplásticos (como es el caso del proyecto COM4PHA) han aparecido como posible alternativa.
A primera vista, su nombre suena prometedor, con un prefijo que sugiere un producto respetuoso con el medio ambiente. Los científicos dicen que si bien no es fácil, es posible fabricarlos, ya que el bioplástico se refiere al plástico hecho de plantas u otros materiales biológicos en lugar de a partir de petróleo.
El proyecto COM4PHA
Los Polihidroxialcanoatos (PHA) son plásticos biocompatibles y biodegradables en el suelo y el medio marino sintetizados por una amplia variedad de microorganismos, que comparten características muy similares con los plásticos de origen petroquímico.
Los estudios más recientes se centran en la búsqueda de sustratos alternativos más económicos, como residuos agroindustriales o subproductos industriales y en estrategias de extracción que permitan la reducción de los costes del producto.
De esta forma, se busca facilitar su incorporación en un mercado donde dominan los plásticos derivados del petróleo. Los PHAs más comercializados tienen ciertas limitaciones para procesarse mediante tecnologías convencionales, por lo que uno de los objetivos es optimizarlos para que puedan utilizarse en diferentes aplicaciones dentro de la industria del plástico, así como escalar sus producciones y abastecer a las empresas del sector.
En este contexto, el proyecto COM4PHA está apostando por el desarrollo de nuevas formulaciones de bioplásticos basados en el grupo de los PHAs con el objetivo de impulsar nuevas líneas de desarrollo de productos basados en estos materiales biodegradables.
En particular, el proyecto COM4PHA trabaja con formulaciones basadas en el copolímero PHBV para aplicaciones del sector del envase y la agricultura, empleando tecnologías de procesado innovadoras para esta tipología de polímeros. Entre estas tecnologías se incluyen extrusión soplado de cuerpo hueco para la obtención de botellas y la aplicación del copolímero como recubrimiento sobre sustrato de papel y film acolchado agrícola.
Igualmente, el proyecto COM4PHA también tiene como objetivo global el poder optimizar la síntesis del material y favorecer el escalado de mayores cantidades para poder ofertar PHBV a nivel industrial y llegar a determinadas aplicaciones que actualmente ocupan los materiales convencionales.
La compañía biotecnológica VEnvirotech, pionera en el desarrollo de bioplásticos 100% biodegradables, coordina el proyecto COM4PHA mediante su innovador sistema basado en bacterias que transforman residuos orgánicos en plásticos sostenibles (PHBV).
En él también participa la empresa ENPLAST, especialista en la creación y fabricación de todo tipo de envases de plástico, que se encargará de validar los materiales desarrollados. Como nexo entre ambas empresas, AIMPLAS, Instituto Tecnológico del Plástico, se encarga de las nuevas formulaciones de PHA, tanto para la obtención de envases, como para la formulación de recubrimientos.
Formulas para envases biodegradables
Las nuevas formulaciones para envases cosméticos serán biodegradables y compostables y cumplirán con los requerimientos establecidos, lo cual reducirá su impacto medioambiental y permitirá una mejor aceptación del producto por el mercado. Esta innovación también puede ser interesante para otras empresas transformadoras y usuarios finales dentro del sector de la alimentación y bebidas, además del cosmético.
En cuanto a las formulaciones para recubrimientos en el sector del papel y el agrícola, los avances permitirán mejorar la calidad de los productos y alargar su vida útil. Los resultados pueden explotarse dentro del sector del envase, aplicado a aquellos donde se requiera de propiedades barrera, como es el sector alimentario y el cosmético.
En el sector agrícola se aplicarán en films acolchados para mantener la calidad de los cultivos a partir de las propiedades barrera y antimicrobianas del recubrimiento. El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y los fondos Next Generation de la Unión Europea financian esta actuación.