El pasado sábado numerosos ecologistas hicieron una protesta delante de la macroexplotación ganadera bovina More Holstein con más de 3.000 vacas lecheras en la localidad valenciana de Bétera denunciando lo que a su juicio es una serie de impactos socioambientales por parte de esta instalación.
«A pesar de estar certificada por el sello B Corp, un sello supuestamente otorgado a empresas con altos estándares de desempeño social y ambiental), la instalación industrial que alberga más de 3.000 vacas lecheras parece no causar la misma buena impresión entre las personas que viven a su alrededor», explicaban estos activistas.
Tal y como denuncian estas organizaciones, el vecindario de La Pobla sufre las consecuencias de vivir a menos de un kilómetro de la explotación de ganadería industrial «que llena sus casas de ruido, moscas y olor de las toneladas de excrementos que se producen allí cada día». Una denuncia que cuenta con el apoyo de entidades similares de Italia, Francia, Dinamarca, Reino Unido, Hungría y Polonia.
La macroexplotación de vacas lecheras que va de «verde»
Decenas de activistas y colectivos se manifestaron el sábado, 17 de mayo, frente a la macroexplotación ganadera bovina More Holstein en apoyo a la población local, que ha mostrado su oposición por los impactos socioambientales de esta explotación en la zona. A pesar de estar certificada por el sello B Corp (un sello supuestamente otorgado a empresas con altos estándares de desempeño social y ambiental), la instalación industrial que alberga más de 3.000 vacas lecheras parece no causar la misma buena impresión entre las personas que viven a su alrededor.
Situada en el término municipal de Bétera, ayuntamiento favorable al proyecto, no cuenta con el mismo apoyo del Consistorio de La Pobla de Vallbona, cuya población ha constituido un grupo vecinal en contra de la explotación.
El vecindario de La Pobla sufre las consecuencias de vivir a menos de un kilómetro de la explotación de ganadería industrial, que llena sus casas de ruido, moscas y olor de las toneladas de excrementos que se producen allí cada día. «La empresa quiere recalificar terrenos agrícolas protegidos a uso ganadero industrial, para así duplicar el tamaño de la granja. De ser aprobado este cambio, veremos nuestras vidas todavía más afectadas. No lo vamos a permitir», afirma Juani Caballero, vecina de la urbanización El Cerrao.
En apoyo a este grupo vecinal se presentan diversas organizaciones nacionales, así como de Italia, Francia, Dinamarca, Reino Unido, Hungría y Polonia, que se han reunido en la ciudad de València para trabajar conjuntamente contra la ganadería industrial a nivel europeo. «Una vez más queda evidenciado cómo se pone por delante el beneficio económico de una sola empresa a los derechos de las personas. Esta explotación ha funcionado en la ilegalidad durante décadas y ahora es premiada con un sello B Corp y con la posibilidad de duplicar el espacio ocupado, mientras sigue contaminando y afectando a la población», denuncian.
Las organizaciones señalan que esto no es un caso aislado, sino parte de un modelo especulativo y concentrado en pocas empresas, pero extendido por todo el Estado, que hace que el 30 % de las aguas subterráneas estén contaminadas por nitratos. En concreto, en la Comunidad Valenciana se encuentra una de las fronteras de expansión de macroexplotaciones ganaderas, por lo que resulta clave frenar esta actividad cuanto antes.
«La instalación More Holstein, que suministra leche a Danone con su fábrica en Aldaia, desde donde salen productos para todo el estado, es un caso paradigmático de lavado verde (o greenwashing). Se trata de la primera macroexplotación ganadera europea B Corp. Sin embargo, vecinas y vecinos denuncian múltiples irregularidades que se han alargado durante décadas», reclaman.
En primer lugar, la explotación lleva muchos años contando con un número de animales mayor del permitido. A su vez, las organizaciones denuncian también vertidos ilegales al barranco del Carraixet, lo que pone en peligro la integridad ecológica del barranco y supone graves impactos sobre la población de la zona, como es la pérdida de agua potable.
«La ganadería industrial promueve un modelo injusto, que provoca impactos negativos entre la población, mientras arrasa con sus recursos y concentra la riqueza en manos de unas pocas empresas», concluyen las organizaciones.