Carolina de la Fuente y Jesús A. López pusieron en marcha en 2005 Bichobichejo, una firma de moda española que fabrica prendas de algodón orgánico, inspiradas en la calle y la naturaleza. “Los materiales empleados en la fabricación de nuestra ropa son orgánicos certificados, con un control en la cadena de fabricación que permite al usuario conocer la composición de las prendas y la trazabilidad”, destaca Carolina, cofundadora y responsable de marketing de la firma.
La idea de negocio Bichobichejo fue presentada al concurso jóvenes emprendedores 2005 de Caja España y resultó seleccionada como uno de los ganadores, logrando un microcrédito de 30.000 euros lo que permitió que el proyecto se hiciera realidad.
A lo largo de estos once años de vida el equipo del proyecto se han enfrentado a dificultades y han conseguido logros claves para la existencia de Bichobichejo. “Una de las principales dificultades es el alto coste de la materia prima para confeccionar las prendas y nuestro principal logro ha sido lograr hacernos un hueco en un mercado difícil”, puntualiza.
Entre sus retos inmediatos está lograr “un incremento de las ventas, conseguir materia prima de calidad a mejor precio y comenzar a implementar el proceso de internalización”, dice Carolina.
Bichobichejo es una iniciativa con una trayectoria de más de diez años.
En el año 2005 nace Bichobichejo
En aquel entonces empezamos con algunos otros emprendedores a crear movimientos cuyo principal objetivo era concienciar a la población sobre la importancia de conocer la procedencia de los materiales empleados en el proceso de fabricación de la ropa.
Los diseños de aquel momento eran muy sobrios, sin colores, sin formas, y pensamos que la ropa ecológica tenía que encontrar su sitio en el mercado y que se podía hacer ropa orgánica que fuera chula, con bonitos estampados capaces de cautivar a los consumidores.
¿Quiénes forman el equipo de Bichobichejo?
Carolina de la Fuente, cofundadora y responsable de Marketing; Jesús A. López, cofundador y responsable de Producción, y Mario Prieto, socio y responsable de Desarrollo Internacional.
¿Por qué decidisteis emprender un proyecto de moda sostenible?
En 2005 nos unía una forma de actuar y quizás por eso seguimos unidos. Buscábamos un planeta mejor y tenemos muy claro que lo seguimos buscando, un planeta donde los seres humanos amen la tierra, un planeta donde los hombres respeten y se vistan respetando.
La industria textil convencional es en parte responsable del calentamiento global del planeta, de la contaminación, de la explotación de los más vulnerables. Pensamos que nuestro principal reto es acercar este tipo de moda a la gente y en ese empeño llevamos todo este tiempo.
Para que pusierais en marcha el proyecto contasteis con un crédito de un premio que os concedió Caja España.
No teníamos dinero para empezar y debíamos buscarlo, y de alguna manera ingeniosa, ya que no disponíamos de avales que nos respaldaran. Entonces nos enteramos de la existencia de un concurso de emprendedores y presentamos ahí nuestra idea de negocio. A los miembros del jurado les pareció lo suficientemente buena y nos prestaron el dinero necesario para iniciar nuestra aventura.
¿Habéis contado con el apoyo de inversores posteriormente?
No hemos contado con más apoyo económico. Desde que empezó la crisis en 2008 las ayudas para este sector han desaparecido o recortado en el mejor de los casos.
Siempre estamos a la búsqueda de inversores, en este momento para comenzar el proceso de internacionalización.
¿Qué prendas comercializáis?
Principalmente prendas de algodón orgánico certificado para mujer, ellas son nuestro principal cliente. También para hombre y niños. Los diseños se inspiran en la calle y en la naturaleza.
Tratamos de mostrar un mundo en contraposición permanente: naturaleza y gran ciudad a través de dibujos rápidos, casi bocetos enmarcados con slogans que mayoritariamente son frases de nuestro manifiesto Bichobichejo.
Todo tratado desde una ejecución cercana al arte callejero o grafiti, con trazos rápidos y colores vivos pero naturales. Nos sentimos muy cercanos al mundo del grafiti y al mismo tiempo al mundo del surf tan cercano a la naturaleza.
¿Dónde y cómo se fábrica vuestra ropa?
Actualmente casi todos nuestros productos se fabrican entre Valladolid y Salamanca, lo que nos permite controlar absolutamente todo el proceso de creación, fabricación y distribución, haciendo la cadena completamente transparente y sintiéndonos orgullosos de cada prenda que sale de nuestros talleres.
¿De qué países son vuestros clientes?
El 90% son de España. El 10% restante está repartido entre Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Portugal, Alemania y Rusia. Nuestro reto actual es llegar a los países nórdicos de Europa (Suecia, Dinamarca, Noruega, Alemania y Holanda).
¿Habéis pensado ampliar el número de talleres de la firma?
Sí, estamos haciendo un estudio sobre los talleres locales y esperamos, si la demanda aumenta un poquito, llegar a acuerdos con más talleres.
¿Cuál es vuestro valor diferencial pero a la ropa convencional?
Por un lado, como es obvio, que los materiales empleados en la fabricación de nuestra ropa son orgánicos certificados y que hay un control en la cadena de fabricación que permite al usuario conocer la composición de las prendas y la trazabilidad, es decir ayudamos al consumidor a saber con qué tipo de materiales ha sido fabricada la ropa y dónde.
Otro aspecto diferencial es el precio. Algunos consumidores encuentran la ropa ecológica demasiado cara. Es un poco más costosa la primera vez que la compras, pero si tenemos en cuenta que dura más, es posible que a la larga estés ahorrando dinero. La durabilidad del algodón orgánico se debe a que las fibras del algodón producido convencionalmente, no orgánico, se someten a procesos de desgrasado, blanqueado, teñido, suavizantes, lacas, donde se emplean una serie de productos que acortan la vida de la prenda.
En estos once años, ¿cuáles son las principales dificultades a las que habéis hecho frente?
Una de las principales dificultades es el alto coste de la materia prima para confeccionar las prendas, principalmente por el tamaño del sector que es todavía muy pequeño. Los materiales no son baratos y además hay que traerlos de fuera, como es nuestro caso con el algodón orgánico certificado. Este alto coste hace que para estar en mercado con precios competitivos tengas que reducir tu margen de beneficio y por tanto tu capacidad de reinversión es muy limitada.
¿Y vuestros logros?
Uno de los logros fundamentales ha sido hacernos un hueco en un mercado difícil y por otro lado haber conseguido crear una comunidad de más de 20.000 seguidores, entendemos que la mayor parte con una conciencia ecológica importante.
¿Qué aspectos de vuestra iniciativa empresarial crees que debéis mejorar?
Necesitamos mayor fuerza de ventas, conseguir materia prima de calidad a mejor precio y comenzar a implementar el proceso de internalización de Bichobichejo.
¿Detectáis a un consumidor cada vez más preocupado por la sostenibilidad de productos y servicios que adquiere?
Como consumidores, es innegable que cada vez nos preocupamos más por conocer la historia de la ropa que compramos. Campañas como Fashion Revolution Day, Ropa Limpia y otras nos han acercado las trágicas historias que existen detrás de los procesos de fabricación.
Queremos productos de calidad que tengan una historia limpia detrás, con reducido impacto en el medio ambiente, fabricados localmente y en condiciones laborales dignas.
Somos nosotros, los consumidores, quienes podemos cambiar realmente las cosas y creo que de forma lenta pero sostenida, estamos modificando nuestros hábitos.
¿Qué es lo que más te gusta de ser emprendedora?
Una vez leí un artículo en la revista Forbes que se titulaba “5 razones para no ser emprendedor” que a modo de resumen decía: “si no te gustan las ventas, no te gusta levantarte temprano, no te gusta acostarte tarde, no te gustan las matemáticas, no te gusta arriesgarte sin un sueldo seguro y no eres tolerante a la frustración, entonces te recomiendo que no lo intentes. Ser emprendedor puede ser peligroso para ti y tu patrimonio”.