La edición de este año, bautizada con el lema “Vivir para contarlo: concienciando y reduciendo la mortalidad”, marca el lanzamiento de la nueva campaña “Sendai siete” por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR)
Hoy se celebra el Día Internacional para la Reducción de los Desastres, una efeméride establecida en 1989 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de promover una cultura mundial que vele por la prevención y mitigación de los mismos. A lo largo de los años, esta conmemoración se ha transformado en una actividad de gran trascendencia para aumentar el grado de sensibilización social en torno a esta cuestión.
La edición de este año, bautizada con el lema “Vivir para contarlo: concienciando y reduciendo la mortalidad”, marca el lanzamiento de la nueva campaña “Sendai siete” por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), centrándose en los siete objetivos del Marco de Sendai, siendo el primero de ellos la reducción de la mortalidad derivada de los desastres. Con ello se busca la creación de un nuevo nivel de sensibilización en torno a las acciones a llevar a cabo para reducir las muertes en todo el mundo.
Esta nueva campaña constituye una oportunidad para que todos los actores, incluidos los gobiernos nacionales y locales, los grupos comunitarios, los colectivos civiles, el sector privado, las organizaciones internacionales y la ONU promuevan las mejores prácticas existentes en los distintos sectores, tanto en el ámbito internacional como nacional y regional, con la pretensión de reducir el riesgo de desastres y las pérdidas que éstos ocasionan.
Las estadísticas concluyen que mujeres y niños tienen hasta 14 veces más probabilidades de morir en un desastre y aproximadamente el 60% de las muertes maternas pueden prevenirse y evitarse. Otros grupos vulnerables son las personas con discapacidad, los mayores e indígenas.
El caso más reciente ha sido la situación en la que ha quedado Haití, uno de los países más pobres del mundo, tras el paso del huracán Matthew, que ha segado más de un millar de vidas y ocasionado numerosos daños difíciles de reparar.