El citado estudio, realizado por IEEP, revisa el potencial impacto ecológico de las diferentes opciones de SIE aplicadas durante el primer año en 13 Estados miembro.
La publicación de unnuevo estudio europeoconfirma lo que desde hace más de un año denuncian WWF y SEO/BirdLife, entre organizaciones ambientales y expertos: las superficies de interés ecológico (SIE) que se plantean en una última reforma de la Política Agraria Común (PAC) no aportarán beneficios para la naturaleza, tal y como se están aplicando. En consecuencia, la Comisión Europea debería plantear las modificaciones necesarias para solventar esta situación.
De acuerdo con el compromiso adquirido por las instituciones europeas en la negociación de la última reforma de la PAC, en los próximos meses tendrá que finalizarse el proceso de revisión de uno de los principales elementos de los nuevos “pagos verdes”, también conocido como ‘greening’: el requisito de establecer SIE en las explotaciones agrarias. Estas superficies, cuyo objetivo es mejorar el estado de la biodiversidad asociada a los sistemas agrarios europeos, son obligatorias para explotaciones de cultivos herbáceos -como los cereales, la patata o la remolacha- a partir de 15 hectáreas, que deben establecer alguno de los usos contemplados en un mínimo de un 5% de sus tierras.
El citado estudio, realizado por IEEP, revisa el potencial impacto ecológico de las diferentes opciones de SIE aplicadas durante el primer año en 13 Estados miembro. La conclusión a la que llegan es que las opciones que podrían tener mayor impacto positivo sobre la biodiversidad, como son la inclusión de elementos paisajísticos (linderos, setos, charcas, etc.) no han tenido la atención que se merecían por parte de los Gobiernos encargados de aplicar la nueva PAC.
En cambio se ha optado mayoritariamente por considerar como SIE los cultivos de ciclo corto o fijadores de nitrógeno. Así, como también resalta el informe, las superficies de interés ecológico han acabado formando parte en su mayoría del plan de cultivo de las explotaciones con un objetivo más productivo o agronómico que ambiental, con más del 10% del total cultivable de la UE finalmente declarado como “SIE” cuando las organizaciones agrarias se negaron rotundamente durante las negociaciones a establecer el mínimo obligatorio por encima del 5%. Pagar por crear o asegurar áreas de refugio para la biodiversidad en los medios agrarios debería significar justo eso.
En España la situación es similar, con sólo cuatro de las diez opciones sugeridas por la Comisión Europea ofertadas a los agricultores (barbechos, cultivos fijadores de nitrógeno, áreas forestadas o agroforestales), y una apuesta mayoritaria de estos por los cultivos de leguminosas, según los datos publicados por elFondo Español de Garantía Agraria (FEGA). Algo, por otra parte, esperable ya que simultáneamente se activó un pago adicional a leguminosas en nuestro país compatible con los “pagos verdes”.
Si bien las leguminosas aportan ciertos beneficios, especialmente sobre la fertilidad del suelo, la ausencia de condiciones de gestión o limitaciones al uso de fitosanitarios (que la CE dejaba en manos de los Estados miembro) reduce enormemente su potencial efecto positivo sobre la biodiversidad. Por tanto, el aumento de estos cultivos no significa directamente que se ha cumplido el objetivo de mejora de la biodiversidad, como se afirmaba por ejemplo en el mencionado informe del FEGA.
Precisamente este viernes, SEO/BirdLife participará en uno de los llamados “grupo de diálogo civil” de la Dirección General de Agricultura en Bruselas, dedicado específicamente a los pagos directos y el ‘greening’, donde se presentarán los resultados de este estudio, confiando en contrarrestar la presión de los 18 Estados miembro que se han declarado en contra de la limitación en el uso de plaguicidas en las SIE propuesta por la Comisión.
Más allá de esta revisión parcial de las SIE, el pretendido “reverdecimiento” de la PAC ha quedado muy lejos de ofrecer los beneficios ambientales esperados. Los umbrales, excepciones y concesiones políticas hechas durante el final de la negociación de la reforma de la PAC dieron como resultado que apenas haya cambiado nada en la gestión agraria que se venía haciendo y, lo que es peor, concediendo los “pagos verdes” sin ningún requisito a sectores completos, como el olivar (y el resto de cultivos leñosos), donde prácticas agrarias insostenibles, como el mantenimiento del suelo desnudo, hacen que se registren las mayores tasas de pérdida de suelo fértil en determinada zonas de olivar.
Estos nuevos «pagos verdes» cuestan 12.000 millones de euros al año, un dinero que no debería emplearse en mantener prácticamente la misma situación que se pretendía mejorar.
WWF y SEO/BirdLife reclaman que estos problemas sin resolver se incorporen urgentemente en el debate sobre el futuro de la PAC post- 2020 que ya se está iniciando y dejen de concederse subvenciones públicas en base a argumentos ambientales de manera injustificada. Del mismo modo, consideran que un greening bien diseñado no sólo aportaría beneficios ambientales y climáticos, sino también agronómicos, contribuyendo a asegurar el futuro de la propia agricultura.
Acceso al estudio completo, en esteenlace