No soy experto, ni siquiera conocedor, de las materias que desde el punto de vista científico abordan el cambio climático, aquellas desde las que algunos defienden con radicalidad su existencia y un futuro cataclismo para la humanidad; otros, con la misma radicalidad, defienden todo lo contrario, su no existencia y la defensa del modelo de vida actual. Por fortuna estos son dos minorías, con gran repercusión en los medios, pero minorías, la mayoría de la comunidad científica respalda la existencia del cambio climático con un gran espectro de opiniones y posturas, proponiendo una gran cantidad de matices en cuanto a su origen, impactos, escenarios futuros, etc. La propia naturaleza del clima lo hace lógico, algo tan complejo y sobre lo que todavía no se tienen todas las claves acerca de su funcionamiento, debe albergar aún muchas incógnitas que provoquen todos estos matices en cuanto a las valoraciones que hace la comunidad científica del problema.
Entiendo que la unanimidad total y absoluta es improbable y poco posible y seguramente no deseable, ya que desde la discrepancia también se puede avanzar en positivo hacia la resolución de problemas, por ello y desde la materia en la que me considero un principiante, la educación ambiental, creo que ese enfrentamiento entre esos dos extremos radicales es baldío, solo sirve para perder tiempo y confundir a la opinión pública, que ya tiene la suyo si pretende entender lo que está pasando. No estamos para perder tiempo ni recursos ni para confundir a nadie, debemos centrarnos en lo que de verdad importa, porque al final de todo ¿De qué se trata? ¿De un cambio en el modelo energético? Dejar atrás un modelo basado en el uso de fuentes energéticas que se agotarán y que generan una gran contaminación ambiental es incuestionable y urgente, habiendo para ello una opción de presente, real y posible, las renovables ¿Se trata de ser más eficiente en el uso de esa energía? Nadie cuestiona que podemos y debemos obtener bienes y servicios con menor consumo energético, también es posible ¿Es cuestión de reducir la generación de residuos y reciclar y reutilizar materiales? Qué decir de esto.
Si se trata de esto olvidémonos de intrigas, climategates y demás estupideces y pongámonos manos a la obra con o sin Copenhague, porque hay cosas que no esperan a nada ni a nadie.
Serafín Huertas
Socio fundador de aktúa (www.aktuaya.org)