Propuestas sorprendentes e ingeniosas que hacen pensar en películas de ciencia ficción: nanotecnología para desalar el agua, sensores wi-fi para detectar fugas en tuberías, una bacteria capaz de producir butanol, una bicicleta que rueda sola …
Carlo Ratti, arquitecto turinés, es el director del Senseable City Lab del MIT, un centro que estudia cómo las tecnologías digitales cambian la vida de los habitantes de las ciudades. Creador imaginativo y concienciado con el medio, es el autor de proyectos que son tan funcionales como de una gran belleza estética. Uno de los más recientes es la rueda Copenhague (the Copenhague Wheel), presentada en la Conferencia del Cambio Climático de las Naciones Unidas en diciembre pasado y que le fue encargada por el ayuntamiento de esta ciudad. Ratio dijo que la Copenhague Wheel, que algunos describen como la ‘bicicleta 2.0’, se comercializaría en nuestro país el próximo año a un precio de unos 500 dólares. Esta bicicleta aprovecha la energía cinética producida por la pedalada y la frenada, y hace que funcione sola cuando el ciclista está cansado de pedalear. El aparato, que fabricará Ducati, está equipado con conexión Bluetooth y un soporte para el iPhone, y muestra datos como la velocidad, la cadencia de pedaleo, y las condiciones meteorológicas y de tráfico de la ciudad.
Ratio opina que el avance tecnológico debe conllevar mejoras para el medio: ‘sólo depende de nosotros’, afirma. Ahora trabaja en un proyecto para mejorar los métodos de recogida de crudo en el derrame del golfo de México y en futuras catástrofes de este tipo. Otros trabajos realizados por Ratio son Trash Track, que monitoriza donde van a parar los residuos, Real Time Rome, incluido en la Bienal de Arquitectura de Venecia de 2006, y el Edificio digital de agua de la Expo de Zaragoza. Su obra despierta admiración, incluso tiene un grupo de fans en Facebook.
Nuevas tecnologías en desalación y monitorización del agua
John H. Lienhard, director del Center for Clean Water and Clean Energy del MIT, y destacado experto en desalación, habló del proyecto water Wise: una red de sensores conectada por wi-fi que puede detectar cualquier incidencia en la distribución de agua en una ciudad , como fugas, la calidad del agua, la presión … La pérdida de agua que puede representar una fuga en una única tubería es devastadora. Puso de ejemplo un caso real. En Boston, la rotura de una tubería desperdició 1 millón de metros cúbicos en 8 horas. Como resultado, dos millones de personas se vieron obligadas a hervir el agua corriente durante dos días.
Lienhard habló de cómo la nanotecnología ayuda a mejorar la eficiencia en la desalación. En el MIT han diseñado unas membranas de tamaño nano que pueden ajustarse según los componentes que hay que filtrar.
300 millones de dólares en investigación sobre energía
La MIT Energy Initiative, dirigida por Robert Stoner, tiene un presupuesto de 300 millones de dólares al año para hacer investigación sobre energía: la solar, el gas natural, los sistemas de suministro eléctrico y el ciclo de combustible nuclear. Stoner explicó en Barcelona que algunos de sus proyectos cuentan con apoyo económico del gobierno y otras tienen financiación privada. El MIT participa en el programa ARPA-E, financiado por el departamento de Energía estadounidense, con un proyecto en el que una bacteria diseñado genéticamente es capaz de consumir hidrógeno y dióxido de carbono, y puede producir así butanol, un combustible para los motores .
La organización quiso dar un toque humanístico a las Tech Summer Sessions, e invitó al periodista Lluís Foix a conversar con el presidente de la Fundación b_TEC, Miquel Barceló, sobre las implicaciones sociales y culturales de estos retos científicos. Las intervenciones de los invitados han podido seguir en Twitter, Flickr y en la web de las jornadas.