Mujeres en India y Nepal, impulso económico y sanitario
Ser mujer significa carecer de muchos derechos en ciertos países del mundo. Así lo recuerda Manos Unidas, «una organización fundada por mujeres en 1960». En India significa «sometimiento al marido y a los hombres de la familia y no poder trabajar fuera de casa ni tomar decisiones». La Fundación Vicente Ferrer conoce la trascendencia de la mujer en este mismo país, donde pese a su vulnerabilidad, es «pilar fundamental de la economía familiar y la transmisora de valores y tradiciones». Las niñas se consideran con frecuencia una carga, sobre todo en las comunidades más pobres, y las mujeres sufren una doble discriminación «por su condición de género y por su pertenencia a una casta baja y excluida», pero son una pieza básica del puzzle del desarrollo.
En el distrito indio de Namchi, en el Estado indio de Sikkim, Medicusmundi ha comprobado cómo «las mujeres son las únicas responsables de las tareas domésticas, de las responsabilidades familiares y, en una gran mayoría, del cuidado de los animales». Ellas son la fuerza que impulsa la economía familiar en esta zona, frontera con Nepal, Tibet y Bután. Sin embargo, la discriminación de género que se registra implica que sus responsabilidades sean una traba importante para su formación, independencia y empoderamiento, señala la organización. Como consecuencia, la formación insuficiente provoca que muchas mujeres «desconozcan sus posibilidades y derechos personales, familiares, sociales y políticos».
Save the Children ensalza el trabajo de las mujeres en el ámbito sanitario. Explica que según las conclusiones de un reciente estudio realizado en Bangladesh, un grupo de mujeres formadas como trabajadoras sanitarias durante un periodo de seis semanas «contribuyó a reducir en un tercio el número de niños y niñas que pierde la vida al nacer». Destaca también el logro en Nepal, encaminado a alcanzar el cuarto Objetivo de Desarrollo del Milenio (reducir la mortalidad infantil), que ha conseguido un descenso drástico en el número de muertes de madres e hijos gracias a la formación de más de 50.0000 mujeres en varias áreas rurales, explica. «Las trabajadoras sanitarias pueden ser las heroínas de sus comunidades», indica la responsable de Incidencia Política de Save the Children, Yolanda Román. «Se convierte en una persona de referencia para hacer diagnósticos y dar consejos», agrega.
Mujeres en Bolivia, hacia el liderazgo social
Exhiben orgullosas sus diplomas. Gracias al Programa de Formación de Mujeres Líderes, en Bolivia se propicia «el fortalecimiento del liderazgo social y político de mujeres con visión de desarrollo económico sostenible». El programa está impulsado por Ayuda en Acción y CIPCA, junto con instituciones públicas y organizaciones de mujeres. Hasta el momento, un total de 339 mujeres de nueve comunidades de Viacha han adquirido conocimientos sobre sus derechos y obligaciones, explica Ayuda en Acción, «y comienzan a establecer mecanismos de ejercicio y defensa de los mismos». «Dos ocupan cargos públicos en el Ejecutivo y Concejo Municipal, una desempeña funciones ejecutivas en la organización campesina indígena ‘Bartolina Sisa’ y otras ejercen cargos titulares en sus comunidades», detalla.
Es frecuente que las mujeres de zonas rurales abandonen los estudios para trabajar y participar en el mantenimiento del hogar. La educación se reserva para los hijos, así como los espacios de toma de decisiones. Este programa supone un proceso de capacitación en cuestiones como la tenencia de la tierra, género, igualdad de oportunidades, derechos y justicia comunitaria, roles y funciones de las autoridades originarias, elaboración de estatutos orgánicos y desarrollo productivo y laboral.
En todo el mundo, la Organización Internacional para las Migraciones solicita una mayor atención a las mujeres migrantes cualificadas, que no siempre consiguen empleos adecuados a su formación en los lugares de destino. Lamenta que la migración a menudo no cubre sus expectativas de mejora sino que, al contrario, supone barreras a su propio desarrollo. Si se aprovechara este potencial, la influencia en la economía sería palpable en tiempo de crisis. Alboan recuerda que el empoderamiento de la mujer es una característica central de los esfuerzos de la comunidad internacional, pero recuerda que a pesar de ello, «el avance es lento y las mujeres siguen estando en el último lugar del índice de desarrollo humano».
AZUCENA GARCÍA – www.consumer.es – EROSKI