La pregunta no se la hace sólo el gobierno español sino todos los gobiernos europeos, desde el alemán al británico. Tras décadas en que la industria nuclear ha sido dejada de lado, la crisis energética ha hecho que vuelva a resultar, para muchos, una posibilidad atractiva y realista. Los partidarios apuntan que es una energía limpia y abundante. Los detractores, que resulta muy cara y es peligrosa. Así las cosas, en Cataluña sólo los ecosocialistas hacen bandera en contra, mientras que el PP se muestra a favor pero sin ponerse demasiado en evidencia, mientras que socialismo y convergentes intentan pasar de puntillas por un tema que no da votos y, en cambio, los puede sacar. La polémica sobre la posible ubicación del cementerio nuclear en Ascó es una prueba de la incomodidad que el tema provoca entre los políticos. A nivel español, el gobierno de Zapatero hace gala de una marcada indefinición sobre cuál es su política nuclear.
Una incomodidad que el incidente de Japón no hará más que incrementar. Cuando aún se desconocen los efectos de la fuga radiactiva, lo que es seguro es que el lobby antinuclear tendrá argumentos renovados en su campaña contra las centrales. El problema es que los expertos no acaban de ponerse de acuerdo sobre la seguridad de las nucleares. Los técnicos de la industria, no suponen ningún riesgo, una valoración que no es compartida por los ecologistas. ¿Quién tiene razón? ¿Son seguras las centrales españolas? ¿Qué pasaría si hubiera un terremoto en la península?
Sebastián: «Son seguras»
Obviamente, quien contesta afirmativamente a la pregunta de si las centrales españolas son seguras es el ministro de Industria, Comercio y Turismo, Miguel Sebastián, que este sábado afirmó que el Gobierno ha hecho una apuesta por la sustitución de las centrales, siempre que cumplan su vida útil que se cifra en 40 años. En España el parque de las centrales nucleares «es joven y seguro», por lo que seguirán funcionando con normalidad, salvo que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) manifieste lo contrario, aseguró Sebastián.
Once instalaciones en España
España es un país de riesgo sísmico «bajo», pero, Guadalajara y Ciudad Real, zonas donde hay centrales nucleares y consideradas «geológicamente estables», sufrieron terremotos de 4,2 y 5,1 en la escala de Richter en 2007 … Si los valores hubieran sido superiores, ¿qué habría pasado? España cuenta con ocho centrales nucleares operativas, una en proceso de desmantelamiento (José Cabrera, más conocida como Zorita), un almacén de residuos radiactivos de baja y media en El Cabril (Córdoba), y una fábrica de combustible nuclear en Juzgabo (Salamanca) . La directora de Seguridad Nuclear del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Isabel Mellado, asegura que las 11 instalaciones «cumplen» la normativa sísmica del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Esta normativa establece que una instalación nuclear debe estar construida de acuerdo con dos criterios: «el terremoto base de diseño» y «el terremoto base de operación».
El «terremoto base de diseño» quiere decir que la construcción de la instalación está preparada para afrontar el mayor terremoto que se podría esperar en estos terrenos, detenerse si se produce y que sus mecanismos sean capaces de evitar una fuga radiactiva. Esto supondría que cualquier sismo sería, aparentemente, asumible. El segundo criterio, el del terremoto base de operación, supone que la central está preparada para seguir generando energía eléctrica y refrigerante-, siempre que un terremoto en la zona no exceda el máximo que los científicos predicen para este área.
Mellado explica a Efe que todas las centrales nucleares españolas disponen de un sistema de vigilancia sísmica que registra cualquier temblor del suelo e inicia una especie de autoinspección cuando detecta alguna anomalía, y una parada, si es necesario. Así, el terremoto ocurrido en Escopete (Guadalajara) en 2007 fue registrado en el sistema de vigilancia sísmica de la central de Zorita-parada desde el 2006 -, que estaba a menos de 10 kilómetros, aunque no tuvo ningún tipo de consecuencia en la planta.
El CSN revisa los sistemas de vigilancia sísmica de las instalaciones nucleares cada cuatro años, aunque hasta ahora ninguno ha tenido que parar debido a un terremoto, indican fuentes de este organismo. La presidenta del Foro Nuclear, María Teresa Domínguez, añade un argumento para la tranquilidad: «Ninguna de las instalaciones nucleares españolas están emplazadas en zonas problemáticas de actividad sísmica» de la península, como son Murcia, Andalucía Oriental y el Pirineo catalán y aragonés.
Los ecologistas ven peligros
Su opinión no coincide con la de los ecologistas. Francisco Castejón, físico nuclear y portavoz de nucleares de Ecologistas en Acción, añade que los dos reactores nucleares de la central de Ascó están construidos sobre «terrenos muy inestables de arcillas expansivas». El responsable de campañas nucleares de Greenpeace, Carlos Bravo, difiere completamente de la afirmación de la presidenta del Foro Nuclear y sostiene que la central valenciana de Cofrentes se encuentra situada sobre una falla en la zona sísmica del Levante que va de Valencia a Tarragona.
Los dos portavoces ecologistas coinciden en que un terremoto de 8,8 en la escala de Richter, como el que sufrió Japón «sería muy improbable» en España, pero no tienen ninguna duda de que, si hubiera un sismo cercano a estas magnitudes , «las instalaciones quedarían en un estado catastrófico». La propia directora de Seguridad del CSN reconoce que con «registros» como los que ha dejado el terremoto de Japón, la seguridad de las nucleares «se complica».
Y, en cualquier caso, y más allá del debate en las propias fronteras, el Foro Nuclear, en su recientemente presentado informe «Seguridad del parque nuclear español», recoge una oportuna reflexión: «Un accidente en una central nuclear en cualquier país es un accidente en todos los países.