como todos los años, llega el calor, justo después de la Feria del Libro. La reciente cultura española del aire acondicionado exige poner el aire a 19 ºC a finales de mayo y quitarlo a comienzos de octubre, después de pasar un verano glacial. El resultado final es un gran incremento en la factura eléctrica.
¿Cómo podemos ahorrar una gran cantidad de dinero en nuestra factura eléctrica manteniendo al mismo tiempo la casa fresca?
Aquí vamos a proponer tres opciones, de más a menos radical.
Opción A: Deshágase de cualquier instalación de aire acondicionado y practique la refrigeración tradicional. Evidentemente esto es difícil de de hacer en un ático acristalado en pleno mes de julio, pero muchas casas situadas en pisos bajos o que tienen orientación norte no necesitan apenas refrigeración forzada.
La refrigeración tradicional implica un uso hábil de cortinas, estores, persianas y toldos, así como aprovechar las corrientes de aire que crea el efecto chimenea (el aire caliente, al ascender, es reemplazado por aire más fresco) en los patios para refrigerar la casa.
Opción B: Abandone la refrigeración por ciclos de compresión-expansión y pásese a la refrigeración por evaporación. Los evaporadores funcionan aprovechando el llamado efecto botijo, cuando el agua rezuma por las paredes porosas de barro. Al convertirse el agua líquida en vapor, absorbe una gran cantidad de calor del aire, lo que mantiene fresco el líquido en el interior de la vasija. Estos aparatos suelen llevar un ventilador para repartir el aire fresco por la habitación. Bajan la temperatura fácilmente 3 o 4 grados y su consumo energético es diez veces inferior al de un acondicionador de aire convencional.
Opción C: Use la instalación con parsimonia. Se trata de encenderla sólo cuando sea necesario y subir la temperatura objetivo a unos 26 ºC. Los ahorros pueden ser importantes en comparación con una instalación de funcionamiento permanente y a unos 20 ºC de temperatura.
Por supuesto, si va a comprarse una instalación de aire acondicionado, repase las tres opciones anteriores. Tal vez no la necesite, o tal vez pueda estar a gusto en pleno verano con un sistema sencillo de ventilador evaporador. Y si realmente necesita un sistema de compresión-expansión, no olvide que su etiqueta energética sea la que indica el máximo ahorro posible.
Fuente: www.vidasostenible.org – ECOticias.com
