Aceite de palma
Confort y comodidad versus bosques tropicales. El aceite de palma es un producto extremadamente versátil. Se utiliza en una variedad de cosméticos, productos de limpieza y alimentos cotidianos. Pero su producción es la principal causa de deforestación en el sudeste asiático. El número de plantaciones de aceite de palma en la región se ha duplicado durante la última década. Y esto sucede porque hay que satisfacer la creciente demanda mundial.
Pero para lograrlo primero se queman y luego se talan los bosques tropicales. Esta situación está provocando incendios forestales generalizados. Estos fuegos gigantescos amenazan la biodiversidad. Puesto que destruyen los hábitats de especies importantes como orangutanes, tigres, rinocerontes y elefantes. Muchos de ellos en peligro de extinción
Además, la quema de la tierra genera humo que contamina peligrosamente el aire. Y provoca graves problemas de salud humana y muertes en toda la región. Los suelos se degradan por la plantación del tipo monocultivo. Y se desperdician cantidades inconcebibles de agua. La misma se emplea durante el crecimiento de la palma y el posterior procesamiento de sus frutos.
Cacao, café y ropa
La creciente demanda mundial de café y cacao ha llevado a los agricultores a expandir sus plantaciones. A menudo a expensas de las selvas tropicales circundantes. La gran mayoría de los granos de café que se consumen en el mundo se cultivan de manera no sostenible. Lo mismo sucede con el cacao. Que además tienen una huella de carbono enorme. Vinculada a su producción, transporte y posterior manufacturación.
La tala de la madera se emplea principalmente para fabricar papel y cartón. Pero muchas de nuestras marcas de ropa favoritas tienen un costo oculto para los bosques. Cada año, se talan aproximadamente 150 millones de árboles. Y se transforman en tejido de celulosa del que posteriormente se fabrica el rayón y las telas de acetato. Confort y comodidad versus bosques tropicales.
¿Y qué hago?
Es hora de que los consumidores se den cuenta que tienen el poder de decidir. Somos quienes pagamos los que debemos optar por productos amigables con el medio ambiente. Debemos exigir que el café o el cacao sea de producción sostenible. De esa forma se puede ejercer presión. Y se conseguirá que el resto de los productores también sean amigables con el medio ambiente. Además, el aumento de la demanda bajará los costes.
En cuanto al aceite de palma hay que excluirlo de nuestras vidas. Al leer las etiquetas podremos decidir comprar productos que no lo contengan. Solo podremos conseguir que desaparezca del mercado, si nos negamos a adquirirlo. Confort y comodidad versus bosques tropicales.
Respecto a la vestimenta, es posible comprar ropa sostenible. También podemos optar por la de segunda mano. Y es factible recuperar prendas antiguas y darles una nueva vida. Además deberíamos alquilar en vez de adquirir un vestido para una ocasión especial. Todas ellas son excelentes maneras de reducir tu impacto individual.
En caso de comprar prendas nuevas, elijamos las que están confeccionadas con fibras forestales naturales y renovables. Estas también tienen un enorme potencial para hacer que la industria de la moda sea más sostenible. Un pequeño cambio en nuestras vidas es suficiente. Junto con el de muchos más puede ser la diferencia entre sobrevivir o no.