El final de 2025 llega con un recordatorio cósmico de que el universo aún guarda sorpresas. El cometa interestelar 3I/ATLAS, un visitante nacido más allá del sistema solar, atraviesa nuestro vecindario con una actividad inesperada y un brillo que ha despertado el interés de las agencias espaciales. En las últimas horas, NASA y la ESA han difundido las imágenes más nítidas hasta ahora, obtenidas por el Hubble y la sonda Juice. Ambas coinciden en la misma conclusión: este viajero interestelar está más activo que nunca.
Un viajero interestelar que acelera su despedida
Descubierto a finales de junio, 3I/ATLAS fue confirmado poco después como el tercer objeto interestelar detectado en la historia. Desde entonces, ha recorrido el sistema solar interior a una velocidad que impresiona incluso en términos astronómicos: 210.000 km/h. Tras bordear Marte y rozar el calor del Sol en octubre, se prepara para su punto de mayor aproximación a la Tierra, previsto para el 19 de diciembre.
Aun así, no habrá peligro: nos separarán unos 270 millones de kilómetros, casi el doble de la distancia entre nuestro planeta y el Sol. Pero esa distancia no está impidiendo que la flota científica de la humanidad capture cada detalle posible, conscientes de que, una vez se aleje, no regresará jamás.
Hubble confirma su despertar
La imagen publicada por NASA, obtenida el 30 de noviembre, muestra un núcleo luminoso envuelto en una coma expansiva, fruto de la sublimación del hielo que compone gran parte del cometa. A su alrededor, las estrellas se estiran en líneas debido a la alta velocidad a la que se desplaza el objeto.
En verano, 3I/ATLAS apenas era una mancha azulada; ahora, tras pasar por las cercanías del Sol, ha despertado con una energía que no se había visto antes, e incluso exhibe chorros de gas que apuntan hacia nuestra estrella. Con esta imagen, los científicos afinan su estimación del tamaño, que es entre 440 metros y 5,6 kilómetros de diámetro, lo que lo convierte en el mayor objeto interestelar observado hasta ahora.

Aunque Hubble impresionó, fue Juice quien logró la imagen más cercana: tan solo 66 millones de kilómetros de distancia. En ella se aprecian dos colas diferenciadas: una cola de plasma, creada por partículas cargadas estirándose por el viento solar; y una posible cola de polvo, más tenue, formada por diminutas partículas sólidas que el cometa expulsa al calentarse.
Resulta irónico que un observatorio en camino a estudiar océanos subterráneos en lunas lejanas detenga un instante su viaje para observar a un intruso galáctico. Pero así es la ciencia: cada oportunidad, cada anomalía, cada visitante inesperado puede revelar fragmentos de nuestra historia cósmica.
Eso sí, los datos completos de Juice no llegarán a la Tierra hasta febrero de 2026, ya que la nave está usando su antena principal como escudo térmico mientras cruza zonas de alta radiación solar.
La astronomía colaborativa vuelve a brillar
El paso de 3I/ATLAS está generando una inusual sincronización internacional: más de una docena de misiones lo han observado desde distintos puntos del sistema solar. Rovers en Marte, orbitadores solares, telescopios espaciales y, muy pronto, el James Webb, se unirán al esfuerzo por descifrar la composición y el comportamiento de este visitante distante. A esto se sumarán observatorios terrestres y miles de astrónomos aficionados, que podrán seguir su rastro conforme la aproximación se complete.
En ciencia, no hay evento pequeño. Menos aún cuando se trata de un objeto nacido en regiones desconocidas, con materiales que podrían no existir en ningún cuerpo del sistema solar. Cada imagen, cada espectro, cada medición podría ayudarnos a reconstruir el origen de otros sistemas planetarios y, en última instancia, entender mejor el nuestro.
3I/ATLAS no dejará huella física en nuestro planeta, pero sí una científica. Y, como ya ocurrió con ‘Oumuamua y Borisov, su breve visita refuerza una idea fascinante: el universo está repleto de mensajeros intergalácticos que cruzan silenciosamente los espacios entre estrellas, trayendo pistas sobre lo que existe más allá del alcance humano.













