El ICTA-UAB ha informado de un nuevo estudio que ha llevado a cabo en África Occidental, en el que integra diferentes sistemas de conocimiento que permiten la evaluación no solo de las condiciones de las poblaciones de peces, sino también de su rendimiento histórico.
Las poblaciones de peces de las costas del África Occidental han descendido considerablemente en las últimas cinco décadas, poniendo el peligro la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de las comunidades pesqueras que dependen de ellas, según un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB), en colaboración con la Fundação Maio Biodiversidade (FMB).
La pesca artesanal desempeña un papel fundamental en la alimentación y el sustento de millones de personas en todo el mundo, sobre todo en los países africanos de renta baja. Sin embargo, existen muy pocos datos estadísticos sobre la composición, abundancia y distribución de los recursos pesqueros, fundamentales para su gestión eficaz.
Cambios en la captura artesanal de peces
Una nueva investigación, publicada recientemente en la revista Marine Policy, documenta los cambios en las capturas de pesca artesanal y recoge un importante descenso, no solo del volumen de dichas capturas sino también del tamaño de los peces de las principales especies de la zona.
Los científicos recopilaron datos oficiales de desembarques de capturas y los combinaron con las informaciones procedentes del conocimiento ambiental de los pescadores y vendedores de pescado de la isla de Maio, en Cabo Verde, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO desde el año 2020.
«El seguimiento de los desembarques de pescado en los países de África Occidental es limitado e infrarrepresenta las capturas a nivel local, especialmente de la pesca artesanal, lo que crea lagunas de datos que dificultan una gestión eficaz», afirma Thais Peixoto Macedo, investigadora del ICTA-UAB y autora principal del estudio.
Explica que los relatos de los pescadores tradicionales revelaron tendencias que no se recogen bien en los registros oficiales. «Los hallazgos en esta zona nos muestran tendencias que probablemente se den en otras islas del archipiélago o en otras zonas costeras del África occidental y que deberían tenerse en cuenta en los planes de gestión del medio ambiente y los recursos marinos».
Las comunidades locales creen que ciertas prácticas pesqueras, como la pesca submarina con arpón y la pesca semi-industrial con redes de cerco y luces nocturnas, contribuyen en gran medida al declive de las poblaciones de peces. En el caso de la pesca semi-industrial, denuncian que los barcos faenan dentro de la zona de tres millas náuticas y en zonas marinas protegidas reservadas a la pesca artesanal.
Entre las especies más mermadas figuran los meros (mero común, microperca y mero africano) y los pequeños pelágicos, como la caballa y el jurel patudo. «Según los pescadores locales, el declive de los pequeños pelágicos debido a la pesca costera semi-industrial está afectando negativamente a las capturas artesanales de grandes pelágicos, como el atún de aleta amarilla y el atún blanco, una especie comercial importante para los mercados locales e internacionales», dice Benalsy Varela, miembro del FMB que contribuyó al estudio. Las langostas espinosas y cigarra, especialmente destinadas a abastecer a las islas más turísticas, también se consideraron mermadas.
La investigación pone de relieve un fenómeno conocido como «síndrome de la línea de base cambiante», en el que las personas ajustan gradualmente su percepción de lo que es sano o natural a una nueva realidad, olvidando las condiciones pasadas y aceptándolas como la «nueva normalidad».
Según los pescadores más jóvenes, las capturas y el tamaño de los peces han descendido mucho más que lo que pescaban las generaciones mayores. Pero es entre ellos también, donde existe una mayor convicción de que las poblaciones de peces no están sufriendo un declive.