El Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR) desarrolla el proceso experimental encaminado a la fabricación de yeso agrícola para suelos tanto áridos como húmedos o tropicales, con el fin de hacerlos más productivos, y fortalecer así a la industria agrícola del país.
En coordinación con las empresas Compañía Occidental Mexicana (COMSA) y Exportadora de Sal, el centro de investigación del Conacyt está combinando el yeso con residuos orgánicos en forma de pequeñas porciones de material comprimido (llamados peletts) para potenciar los nutrientes de las zonas tropicales de México, como Chiapas y Oaxaca.
El doctor Luis Felipe Beltrán Morales, coordinador de Transferencia y Comercialización de Tecnología del CIBNOR, informó que la investigación inició hace un año con el estudio de una mezcla de yeso con un subproducto de la sal, cuyas propiedades lograran combatir la salinidad del terreno seco, característico en la zona norte del país, y actualmente están experimentando con productos orgánicos.
El proyecto de investigación, denominado ““Yeso Agrícola como bioinsumo para el desarrollo y mejoramiento de sistemas agrícolas sustentables”, recibió el apoyo financiero de los estímulos para la innovación tecnológica, modalidad Proinnova, otorgado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), por la originalidad de la propuesta y su aportación al sector agrícola, ya que la mezcla con residuos orgánicos destinada a suelos tropicales no se había elaborado con anterioridad.
Esto permitió que COMSA creara –en su primera fase, el año pasado- la empresa Yeso Agrícola del Mar de Cortés (YAMCO), enfocada a la producción y comercialización de yeso agrícola mediante la instalación de una planta en Santa Rosalía, municipio de Mulegé, que actualmente ofrece el producto en beneficio de aproximadamente 2 mil agricultores de Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa.
Asentó que se ha demostrado que el yeso tiene un efecto positivo para recuperar suelos que están degradados por su alto valor de salinidad, y para convertir las superficies áridas en tierras adecuadas para el cultivo.
En la segunda etapa este año, detalló el doctor Beltrán, el CIBNOR se encuentra realizando estudios experimentales para la elaboración de yeso agrícola mezclado con residuos orgánicos provenientes básicamente de las hojas secas de los palmares que se encuentran en los oasis de Baja California Sur, donde con frecuencia se producen incendios forestales. El aprovechamiento de dicho material orgánico reduciría también este problema al ser utilizado en el yeso agrícola.
El producto en cuestión convierte a los suelos más productivos al desplazarse hacia capas profundas del subsuelo, y mejorar la textura de éste. Ayuda a las raíces a desarrollarse y aumentar su capacidad de captación de agua y nutrientes del suelo, lo que disminuye la aportación de abonos y fertilizantes, así como de agua de riego.
El especialista detalló que la segunda fase del proyecto de investigación contó con una inversión de más de 12 millones de pesos, de los cuales 10 fueron aportados por el CONACYT, y se espera recibir una cantidad similar por concepto de ventas del producto, así como generar entre 100 y 150 empleos directos e indirectos.
La inversión se aplicará, sobre todo, a la compra de maquinaria para el peletizado o comprimido y a la elaboración de estudios de campo que establezcan con precisión las características físico-químicas de suelos en campos de cultivo antes, durante y después del tratamiento con yeso agrícola, para la producción de tomate, chile, pepino, melón, fresa, uva, café, aguacate, papaya y caña de azúcar, entre otros.
Como beneficio adicional, apuntó el doctor Beltrán, se desarrollarán técnicas de compostaje ambientalmente positivas para disminuir las emisiones de gases a la atmósfera durante el proceso de elaboración, y se espera recuperar 64 por ciento de la superficie agrícola afectada por la acidez y sodicidad.
María del Rocío Flores – agencia.conacyt.gob.mx
