La alimentación moderna está estrechamente vinculada al consumo de alimentos procesados, originando un aumento en la ingesta de sal, azúcares simples, fósforo y potasio añadidos.
Este aporte excesivo se asocia a un mayor riesgo de obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedad renal crónica (ERC).
La enfermedad renal crónica ERC, que según datos del estudio ENRICA afecta al 15% de la población, magnifica su repercusión por la mayor prevalencia de diabetes e hipertensión y por las limitaciones en el manejo del sodio y del fósforo.
La ingesta de estos productos supera ampliamente las recomendaciones establecidas, suponiendo un 72% del sodio total, un 25-35% del fósforo, un 12-18% de potasio y más del 10% del aporte calórico en azúcares simples.
Son necesarias medidas para disminuir su aporte a través de consejo nutricional, revisión del etiquetado, campañas de educación en hábitos saludables, tasas y actuaciones institucionales que impliquen a las agencias de seguridad alimentaria, industria, distribución y sociedades científicas.
Enfermedad renal crónica (ERC)
Alimentos ultraprocesados una ‘mala idea’ para tus riñones. Esta patología afecta a un 10% de la población mundial y se espera que sea la quinta causa de muerte por enfermedad no transmisible en 2040. Se asocia a una peor calidad de vida y a problemas asociados como la obesidad y la hipertensión, además de la carga económica que supone para el sistema sanitario.
Con la voluntad de identificar los principales factores de riesgo, un estudio liderado por el grupo de investigación Alimentación, Nutrición, Desarrollo y Salud Mental de la Universidad Rovira i Virgili, el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) y Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) ha evaluado la relación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y la función renal.
En colaboración con el consorcio investigador del estudio PREDIMED-Plus registraron la frecuencia del consumo de alimentos de unas 2.000 personas adultas mayores con alto riesgo cardiovascular de varias ciudades del Estado español y recogieron muestras de sangre y otros datos de interés relacionados con la función renal.
Función renal y alimentos ultraprocesados
Los resultados obtenidos mostraron que un mayor consumo de alimentos ultraprocesados estaba relacionado con niveles más bajos de la tasa de filtración glomerular, un marcador clave del estado de la función renal, así como con un mayor riesgo de presentar función renal disminuida. También observaron que el cambio durante un año hacia un mayor consumo de alimentos ultraprocesados se asoció a una disminución de la función renal durante los tres años posteriores de seguimiento.
Con estos resultados, el equipo investigador sugiere reducir el consumo de alimentos ultraprocesados para favorecer una buena funcionalidad de los riñones. Recomiendan también, especialmente a las personas con riesgo de enfermedad cardiovascular, aumentar la ingesta de vegetales como frutas, verduras, legumbres o frutos secos o bien adherirse a la dieta mediterránea tradicional.
El trabajo ha sido realizado por la investigadora predoctoral de la URV Cristina Valle Hita y liderado por Nancy Babio, investigadora y profesora agregada de la URV; Andrés Díaz López, investigador Serra Hunter de la URV; Nerea Becerra Tomás, investigadora postdoctoral en el Imperial College de Londres y colaboradora de la URV y Jordi Salas-Salvadó, catedrático de la URV y director del grupo de investigación. Todo el equipo es miembro del CIBEROBN y del IISPV. Los resultados se han publicado en la revista científica Clinical Nutrition. Alimentos ultraprocesados una ‘mala idea’ para tus riñones.