La endometriosis es una afección ginecológica que afecta a millones de mujeres en todo el mundo. Se caracteriza por la presencia de tejido similar al endometrio, cuya finalidad es recubrir el interior del útero, en otras partes del cuerpo -principalmente en la cavidad pélvica-.
Este tejido ectópico responde a las hormonas del ciclo menstrual causando inflamación, dolor y formación de cicatrices. Es una condición medica que puede agravarse y que debe ser correctamente tratada.
Por esa razón es tan importante acceder a información pertinente y medicamente correcta, prescindiendo de medias verdades, mitos y bulos que hacen más mal que bien y solo conducen a la confusión y a tomar malas decisiones.
Endometriosis: una afección muy frecuente
La endometriosis es una enfermedad muy frecuente, pero socialmente invisible. Una paciente típica suele tener reglas muy dolorosas, y puede sufrir problemas digestivos, dolor con las relaciones sexuales e infertilidad, entre otros síntomas.
Desafortunadamente, el diagnóstico suele llegar tarde, tras un largo peregrinaje médico o al someterse a pruebas ante dificultades para conseguir un embarazo natural.
¿Qué es la endometriosis?
El endometrio es la capa de células que tapiza el interior del útero. Cada ciclo menstrual, los estrógenos hacen que se engrose para acoger a un embrión. Si no hay fecundación, se desprende produciendo un sangrado (menstruación).
Síntomas
La endometriosis es una enfermedad sistémica en la que aparecen implantes de un tejido similar al endometrio.Estas lesiones predominan en la zona pélvica y abdominal de las pacientes, pero se han descrito en casi cualquier parte del cuerpo, incluidos pulmones o cerebro. Sus principales síntomas son el dolor asociado a la menstruación (dismenorrea secundaria) y a las relaciones sexuales (dispareunia), así como alteraciones digestivas y problemas de fertilidad, entre otros. La sintomatología depende de la ubicación de los implantes y adherencias.
El problema es que en torno a la endometriosis circulan muchos mitos. Y no solo desde el punto de vista social, sino también entre los profesionales de la salud. Tanto estas creencias como los tabúes sobre la regla dificultan el diagnóstico y manejo de esta enfermedad. Aunque el “mito cero” a desmontar sería la normalización del dolor menstrual, a continuación desgranamos otras falsas afirmaciones.
El diagnóstico no puede retrasarse
La endometriosis es una enfermedad rara y moderna. Nada más lejos de la realidad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi 200 millones de personas la padecen (unos 2,5 millones en España), pudiendo ser catalogada como pandemia. Es más, está bastante infradiagnosticada, con una demora de entre 7 y 10 años.
Además, existen textos médicos que describen síntomas compatibles con la endometriosis desde el siglo XVII. Por tanto, para nada es una enfermedad nueva. Los sesgos de género y la banalización del dolor menstrual han contribuido a su invisibilización histórica.
Es solo una regla dolorosa. Es mucho más que eso. En casos severos, los quistes pueden dañar órganos (ovarios, intestino, vejiga, etc.). Además, si no es tratada a tiempo, puede provocar dolor pélvico crónico (continuado e independiente de la menstruación).
Se trata de una enfermedad ginecológica, ya que solo afecta al útero y a los ovarios. La endometriosis es una patología inflamatoria sistémica, es decir, afecta a todo el cuerpo y tiene origen inmunitario. De hecho, en algunas pacientes convive con la fatiga crónica y otras enfermedades autoinmunes, como la fibromialgia.
Los síntomas dependen de la ubicación de los implantes. Si aparecen en la vejiga, pueden producir dolor al orinar, y si lo hacen en el intestino, hinchazón y dolor abdominal (conocido como endo-belly), intolerancias alimentarias, dolor al defecar, etc. Llamamos adenomiosis a una patología equivalente que forma lesiones en el útero, aunque ambas formas suelen coexistir. Aunque la endometriosis extrapélvica es rara, se ha detectado en pulmones, nervios o el cerebro, entre otros lugares.
Afecta a mujeres en edad reproductiva y desaparece con la menopausia. Doblemente falso. Por un lado, existen casos de endometriosis en niñas premenárquicas (que aún no tuvieron su primera regla) con dolor pélvico severo. Incluso hay estudios que demuestran endometriosis fetal.
La terapia hormonal sustitutiva alivia los síntomas de las mujeres con menopausia porque compensa la caída de estrógenos. Pero precisamente por eso, este tratamiento debe ser individualizado y estrechamente supervisado en las pacientes.
Si la ecografía es normal, no tienes endometriosis. La ecografía transvaginal es útil, pero las formas leves pueden pasar desapercibidas. La resonancia magnética nuclear y la laparoscopia diagnóstica son herramientas fundamentales. En cualquier caso, hace falta un ojo bien entrenado. La escucha activa de la paciente y una buena historia clínica resultan vitales para el diagnóstico.
Mitos de la endometriosis
Si tienes endometriosis, serás infértil
Entre el 30 % y el 50 % de las pacientes puede tener dificultades para concebir, pero no todas. La reproducción asistida y la cirugía pueden ser buenas opciones para casos severos con afectación ovárica o de las trompas de Falopio. El impacto de la estimulación ovárica sobre el dolor o la progresión de algunas pacientes ha generado nuevos debates. De momento, la evidencia científica es insuficiente y se necesitan más estudios.
Embarazo
La progesterona producida por la placenta puede aliviar los síntomas temporalmente e incluso reducir los implantes, pero no elimina las lesiones. La enfermedad puede progresar después del parto, e incluso empeorar. Por tanto, no se debe dar falsas esperanzas o incentivar a las pacientes para que busquen un embarazo si no lo desean.
Sin embargo, sí hay otras áreas de sus vidas que pueden verse gravemente dañadas, por ejemplo, como consecuencia del dolor y la afectación de órganos. La endometriosis actualmente no tiene cura, por ello son vitales un diagnóstico temprano y un tratamiento multidisciplinar que mejore su calidad de vida. Por último, aunque en algunos casos se ha asociado a algunos subtipos de cáncer ovárico, actualmente no se la considera como una enfermedad premaligna, y hacen falta más estudios al respecto. Elaborado con Biorender.
Píldoras anticonceptivas
Esta enfermedad responde a tratamientos hormonales, que pueden controlar algunos síntomas y ralentizar el crecimiento de las lesiones. Sin embargo, no eliminan los implantes ni las adherencias. Existen otros fármacos de acción hormonal, como los progestágenos o los inhibidores de la hormona liberadora de gonadotropinas, que ayudan a mantener la enfermedad a raya, pero tampoco la curan.
La cirugía por laparoscopia
Algunas pacientes requieren cirugía. Aunque la laparoscopia suele mejorar los síntomas, la tasa de recurrencia es del 20-40 % en 5 años, especialmente si no se complementa con tratamiento médico postoperatorio. Es importante destacar que una cirugía incompleta o conservadora puede dejar lesiones activas.
La histerectomía es la cura definitiva
Extirpar el útero no siempre es la solución, puesto que la endometriosis puede afectar al peritoneo, órganos, músculos y nervios. El dolor puede persistir. La toma de esta decisión debe ser individualizada según los síntomas, la edad, el deseo reproductivo y la afectación extragenital.
Desafortunadamente, todavía no existe cura para esta enfermedad. La valoración sobre discapacidad o incapacidad laboral de estas pacientes no debe basarse en la histerectomía, que no supone necesariamente la resolución de la endometriosis.
Si no tienes síntomas, no necesitas tratamiento
La endometriosis puede progresar silenciosamente, y es posible que las pacientes desarrollen infertilidad o daño de órganos aunque no sientan molestias significativas. Recordemos que la gravedad de las lesiones no se correlaciona con la intensidad del dolor. La evaluación periódica permite detectar posibles complicaciones. El dolor es psicológico. Este es uno de los mitos más lamentables, pues la endometriosis es una enfermedad sumamente dolorosa y grave.
Además de experimentar episodios de dolor intenso, las pacientes suelen sufrir problemas psicológicos y emocionales como consecuencia de la dolencia, por lo que muchas veces se les acusa de inventárselos. La suma de dolor crónico, ausencia de diagnóstico, incertidumbre ante lo que les pasa e incompresión forma una mezcla explosiva que a menudo genera cuadros de ansiedad o depresión.
Aunque actualmente hay un mayor reconocimiento de esta dolencia, es necesaria mucha más inversión para proporcionar alivio y una cura real y definitiva a las mujeres que la sufren. ECOticias.com