La ciencia estudia cómo salvar los glaciares. Hay una idea en el aire, pero podría tener el efecto contrario. De hecho, el estudio de esta gruesa masa de hielo nos ha dado muchas sorpresas, como que debajo de ellos hay muchísimo más metano del esperado.
Los glaciares son grandes masas creadas principalmente por nieve, hielo y rocas. Después de un proceso largo compuesto con miles de años, la nieve se compacta y da como resultado una gruesa capa de hielo cristalizado.
Su proceso de formación obtiene el nombre de glaciación, de ahí que muchas veces se vincule directamente con la antigua Edad del Hielo. La formación de un glaciar puede llevar más de 100 años, comenzando cuando la nieve cae de manera continua durante todo el año.
Para algunos científicos es claro cómo evitar que un glaciar se derrita: colocar una cortina subacuática. Aseguran que una cortina de 100 km de largo ajustada al lecho del mar de Amundsen en la Antártida evitaría que se dieran inundaciones catastróficas en otras zonas.
La ciencia ha hablado: esta es la forma de evitar que los glaciares se derritan, pero ¿es efectiva?
Los expertos en el tema se encuentran trabajando en un plan controvertido para evitar que las grandes masas de hielo de la Antártida desaparezcan. Desean construir un conjunto de cortinas submarinas gigantes frente a las capas de hielo a modo de protección contra la erosión del agua cálida del mar.
Lo que está pasando con el hielo en las regiones polares asusta. Está desapareciendo en tiempo récord conforme el calentamiento global avanza. Se hace sumamente necesario tomar medidas urgentes para frenar esta pérdida.
La solución propuesta por los estudiosos es construir una cortina de 100 km de largo que iría amarrada al lecho del mar de Amundsen. Quedaría elevada a unos 200 metros desde el fondo del océano y restringiría parcialmente la entrada de agua relativamente cálida que llega a las bases de los glaciares de la Antártida y los socava.
Si el proyecto de la Cortina de Los Fondos Marinos finalmente sale adelante, estaríamos ante uno de los programas de geoingeniería más grande e inédito. “Sería un proyecto gigante, pero entonces nos enfrentamos a un problema gigantesco”, expuso el glaciólogo John Moore, de la Universidad de Laponia, ante Observer.
Los glaciares se están derritiendo y la ciencia desea dar una solución: ¿la han encontrado?
“El derretimiento de los glaciares en la Antártida podría desencadenar inundaciones catastróficas en todo el planeta y provocar que cientos de millones de personas pierdan sus hogares. Eso será increíblemente malo para la civilización tal y como la conocemos, así que tenemos que hacer algo”, aportó.
La cortina propuesta por Moore, que trabaja de la mano de científicos de la Universidad de Cambridge y otros centros de EEUU, estaría esparcida a lo largo del lecho marino frente a los glaciares Thwaites y Pine Island. Actuarían como tapones para evitar que las capas gigantes de hielo que hay detrás se deslizaran al océano.
Los expertos señalan que la pérdida de Thwaites y Pine Island sería suficiente para que el nivel del mar subiera en todo el mundo en tres metros si terminaran derretidos, un punto de vista que es vista como una amenaza real conforme el calentamiento global avanza en la zona.
“Los glaciares se ven afectados por el aire más cálido que derrite sus superficies, pero también son erosionados en sus bases por el agua de mar caliente”, manifestó Shaun Fitzgerald, director del centro para la reparación del clima de la Universidad de Cambridge, uno de los involucrados en el proyecto.
La ciencia trata de salvar los glaciares, pero podría tener el efecto contrario
“Y a medida que los océanos se calientan a medida que el planeta se calienta debido al cambio climático, más intensa es la erosión del hielo en las bases de estos glaciares”, dispuso.
Esta cortina que se ve como la solución al problema podría restringir el flujo de agua cálida a la costa antártica, ralentizando el socavamiento de las grandes masas de hielo. En este contexto, los científicos aseguran que reduciría el riesgo de una desaparición catastrófica.
“No vamos a hacer esto con una sola hoja de tela, y no estamos buscando una membrana perfecta y sellada”, declaró Fitzgerald.
Otra idea podría ser usar el aire como barrera para protegerlos. Podría conseguirlo utilizando una tubería, con agujeros perforados a lo largo del lecho marino y que bombearía aire a través de ella. La cortina de burbujas de aire elevada sobre ella podría contener en su interior la entrada de agua de mar caliente.
“No sabemos si eso funcionará, ya que solo estamos en una etapa muy temprana de nuestro trabajo”, dijo Fitzgerald. Y agregó: “Necesitamos estudiar cómo afecta la salinidad al flujo de agua y llevar a cabo todo tipo de simulaciones por ordenador y la prueba de modelos matemáticos. Entonces estaremos listos para las primeras pruebas físicas”.
La ciencia sigue estudiando la manera de ayudar a los glaciares
La previsión es que estas pruebas se pongan en marcha a finales de año en el río Cam, momento en el que se van a probar varios modelos bajo el agua. “Después de eso, comenzaremos a trabajar a mayor escala. Podríamos ir a un fiordo en Noruega para construir un prototipo, por ejemplo”.
“Ciertamente, esto no va a ser algo que se completará a toda prisa. Llevará muchos años. Por otro lado, tenemos que empezar a planificar ahora”, alegó Moore.
Mientras un grupo de profesionales de la ciencia concentra sus esfuerzos en los glaciares de la Antártida, Europa también está viendo como sus masas de hielo se derriten en tiempo récord.



















