Si quieres aprovechar todo el potencial del brócoli ecológico, es bueno que no solo sepas elegir cuál es el mejor, sino que también será importante que aprendas a cocerlo poco tiempo para que conserve intactas sus propiedades y a conservarlo el mayor tiempo posible. Cómpralo en temporada, que es cuando mejor sabe y está más barato y congélalo para disfrutarlo el resto del año.
Brócoli ecológico: un alimento estrella
Perseguido por la mala fama, el brócoli ecológico es una de esas verduras que, durante muchísimos años, fue relegada a un segundo plano, de hecho, en el campo se la usaba para alimentar a los animales, hasta que por diferentes circunstancias se la redescubrió y peldaño a peldaño ha ascendido al sitial que le corresponde: en la cima de los superalimentos.
Lo mejor es consumirlo en temporada (de noviembre a abril, aunque en el sur de España lo hay casi todo el año); se conserva hasta 5 o 6 días refrigerado (para que no se amarillee) y puede congelarse crudo o cocido (escaldado ligeramente en agua hirviendo) hasta por 12 meses. Es ideal para quienes hacen dieta para adelgazar, ya que tiene muy pocas calorías.
¿Por qué es un superalimento?
De nombre científico Brassica oleracea, el brócoli pertenece a la familia de las crucíferas y si bien las hojas también son comestibles (hervidas resultan muy sabrosas, aunque algo fibrosas), es la cabeza floral la parte más apetecible de la planta, que debe ser recogida cuando conserva su característico color verde profundo y brillante.
El brócoli ecológico es un superalimento porque contiene varios nutrientes, entre los que destaca la vitamina C y los folatos (potentes antioxidantes), una fibra vegetal de gran calidad (que estimula la salud del sistema digestivo, especialmente la del colon) y una importante cantidad de fitonutrientes y de minerales como el Selenio, que tiene propiedades anticancerígenas.
¿Crudo o cocido?
Está comprobado que cuanto más se cocina el brócoli, mayor es la pérdida o desnaturalización de ciertos nutrientes, por lo que se recomienda consumirlo crudo, cocido al vapor o hervido ligeramente. Una vez preparado se puede agregar a diferentes platos, siempre y cuando estos no requieran una cocción posterior muy larga.
Uno de los grandes errores que se suele cometer al cocinar el brócoli ecológico es esperar a que tome un color verde oscuro y pierda su brillo. Esto sucede cuando se ha cocido durante más de 10 minutos, puesto que la fibra vegetal se desnaturaliza y los nutrientes se diluyen en el agua de la cocción.
Usarlo en preparaciones que no requieran cocción también es una buena idea. Comer el brócoli ecológico crudo nos asegura que conserva intactas todas sus propiedades, además de esta forma se evita la aparición de meteorismo (gases asociados a la cocción excesiva de esta verdura). Se puede consumir solo o acompañado de otras verduras como el kale, ya que es muy versátil a la hora de prepararlo y resulta realmente exquisito.