Ya son muchas las distintas organizaciones las que han mostrado su apoyo a dicha Declaración. El objetivo es rebelarse ante la acuciante necesidad de un cambio de modelo y una transición hacia la agroecología, ya que cada vez hay más gente que come menos, que come peor y que se va comiendo sus ahorros.



Un modelo agroalimentario insostenible

Mientras, las personas que se dedican a la agricultura, ganadería o pesca siguen cautivos por un modelo agroalimentario que obliga a producir alimentos en mucha cantidad, pero menos saludables, debido principalmente a los bajos precios que les pagan, quienes ganan dinero de especular con los alimentos: las cadenas de supermercados, las grandes marcas de la alimentación, los bancos que las financian y los gobiernos autonómicos y estatal que lo permiten.

Sin embargo, pensamos que no todo está perdido aún, y por ello otro de los objetivos es poner de relieve a quienes sí lo están haciendo bien, mostrando el apoyo incondicional a quienes producen desde un enfoque más agroecológico, alimentos saludables para el medio ambiente, y de calidad, y a quienes los consumen.

Necesitamos organizarnos en torno a alternativas construidas colectivamente que faciliten la compra de alimentos locales, sin químicos, de temporada y sin explotación laboral: recuperar los mercados de abastos, nuevas formas de supermercados cooperativos y de alimentos ecológicos, estrategias de canales más directos entre productoras y consumidoras, ecomercados en cada pueblo y en cada ciudad.

Debemos exigir mayor transparencia de la cadena alimentaria y su cadena de valor y un mayor control sobre los intermediarios y grandes cadenas, para revertir la tendencia actual de que los supermercados eligen lo que comemos. Semana de lucha por «la cesta y la vida».