Quienes han tenido alguna mascota saben bien de lo que hablamos. Pero los que no en general piensan que un cachorro se adaptará de inmediato a las costumbres de una casa. Que se incorporará a la familia, sin ningún tipo de inconveniente. Y en eso se equivocan por completo. Algo que no es bueno para nadie, ya que puede implicar decepciones de todo tipo, tanto para las personas como para los animales.
Un cachorro es una verdadera caja de sorpresas, puesto que tendrá su propio carácter, más allá de las reglas de comportamiento que le impongan los dueños a su mascota. Y si este no es compatible con el carácter y condiciones de los humanos que deben convivir con él, la relación será, como poco, complicada.
Al carácter se le suma el hecho de que, al ser pequeños, necesitan muchos más cuidados, que un animal adulto. Desde los mínimos requerimientos de higiene y salud, como es enseñarles dónde hacer sus necesidades, qué deben comer y que NO o vacunarlos, hasta los límites que debe tener una mascota y cómo transmitírselos de forma agradable, persuasiva y sin violencia.
Y antes de traer un animal (que jamás debería ser comprado, si no ADOPTADO) a casa como mascota, hay que recordar, que los perros pueden vivir 15 o 16 años y los gatos son aún más longevos. Por tanto, se debe estar dispuesto, a que sean parte de nuestra existencia por mucho tiempo.
Reglas de convivencia con una mascota
Para llevar a cabo el proceso educativo de un cachorro hace falta mucho tiempo y paciencia. Se deben los conocimientos mínimos para adiestrar a la mascota y una absoluta predisposición, a no claudicar, ante la necesidad perentoria de la repetición. Que es la manera en la que los animales entienden y aceptan las condiciones que regirán el resto de su vida.
Salvo en casos excepcionales, un perrito demorará un cierto tiempo en aceptar las reglas y adoptarlas como una constante. Si quien debe imponérselas a su mascota, no está presente o no tiene la serenidad de ánimo para persistir, el resultado será un perro maleducado y con “mañas”.
En el caso de los gatos se debe tener en cuenta que son animales muy independientes por naturaleza, pero aun así, es posible imponerle normas de convivencia a las que se adaptará. Siempre y cuando el entrenamiento sea constante, los límites de la mascota queden muy claros desde el principio y no se hagan “excepciones”.
Respeto
Otro punto importante es no humanizarlos. Se debe respetar la naturaleza animal de nuestra mascota, sin pretender que se comporten como sus dueños o se malinterpreten sus actitudes, comparándolas con las nuestras, algo llamado antropomorfización. Un perro o un gato actuarán por instinto y por costumbre, no por caridad o altruismo.
Adoptar un adulto
En una perrera o en un refugio, nos dirán cuál es la naturaleza del animal que vamos a adoptar. Esto nos evitará la incompatibilidad de caracteres. Un perro o un gato que está acostumbrado a vivir entre rejas, se adaptará rápidamente a sus nuevas condiciones de vida.
Eso no implica que no se tenga que tener paciencia en enseñarle las normas de la casa. Si no que, por ejemplo, nos ahorraremos el “período destructivo” por el que suelen pasar Todos los cachorros y para el que, no todos los humanos están preparados, por más deseos que tengan de convivir con una mascota.
Lo más importante es saber que estamos dándole una segunda oportunidad, a un animal que de alguna forma ya ha sido traicionado, al acabar dentro de una jaula. Y que su cariño será incondicional, durante el resto de su vida.