El trabajo ensalza la gran importancia que las redes alimentarias saludables tienen para el mantenimiento de la diversidad de especies, ya que proporcionan ingresos y alimentos con los que nutrir a millones de personas en todo el mundo.
Un estudio de la Universidad de Adelaida, en Australia, publicado en la revista PLOS Biology, demuestra que el cambio climático puede provocar un colapso de las redes alimenticias marinas, toda vez que afectaría a la fuente de alimentos de las poblaciones de peces comerciales. Señala que el aumento de la temperatura del mar perturbaría la transferencia de energía de los productores de alimentos primarios en la escala inferior (como es el caso de las algas) a los de la escala superior en la cadena trófica marina, circunstancia que traería consigo una disminución de la disponibilidad de alimentos para los principales depredadores y, por tanto, un negativo impacto para muchas especies marinas.
El trabajo ensalza la gran importancia que las redes alimentarias saludables tienen para el mantenimiento de la diversidad de especies, ya que proporcionan ingresos y alimentos con los que nutrir a millones de personas en todo el mundo.
Para llevar a cabo la investigación, se habilitaron doce tanques grandes de 1.600 litros en los que se introdujeron una amplia variedad de especies tales como algas, camarones, esponjas, caracoles y peces. La pretensión era imitar las condiciones de temperatura oceánica y acidez elevadas provocadas por el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. La pequeña red alimentaria se mantuvo con esta operativa durante seis meses, período en el que se midieron parámetros tales como la supervivencia, el crecimiento, la biomasa y la productividad de todos los animales y plantas.
Los investigadores explicaron que, si bien el cambio climático aumentó la productividad de las plantas debido a una expansión de las cianobacterias (pequeñas algas verdeazuladas), lo cierto es que esta mayor productividad primaria no resulta compatible con las redes tróficas, pues las cianobacterias no son del agrado de los herbívoros y, en consecuencia, no son consumidas por éstos.
Comprender toda esta dinámica constituye un gran reto para la investigación ecológica, ya que la mayoría de los experimentos son simplificados y cortoplacistas, centrándose en una o pocas especies. Pero el tiempo apremia. El calentamiento global ya está afectando a los ecosistemas marinos, por lo que resulta vital conocer cómo extrapolar los resultados de las investigaciones a un ámbito global.
La Universidad de Adelaida goza de un gran prestigio internacional, siendo miembro del Grupo de los Ocho, una coalición de las principales universidades intensivas en investigación de Australia. Su panel de científicos constituye uno de los principales activos de esta institución académica.
Fuente: Sogama