El cambio climático es una realidad que nos golpea día a día. No implica solamente unos eventos climáticos puntuales, que arrasan todo a su paso, sino que es una situación que afecta a la vida diaria de todos los habitantes de la Tierra y contra la que hay que luchar con mano firme y de forma continuada.
Resulta fundamental que las decisiones que se tomen para mitigar las consecuencias del el cambio climático se basen en la ciencia. Los políticos deben estar en contacto permanente con los científicos para que las acciones que se lleven a cabo sean las adecuadas.
La política deben ser el brazo ejecutor de las medidas que la ciencia indique, ya que los expertos son quienes conocen exactamente las causas y los pormenores del problema y, por tanto, los que darán los mejores consejos y soluciones que sirvan de base a las políticas climáticas mundiales.
Si la política no se basa en la ciencia no será eficaz para combatir el cambio climático
Desde el CREAF han hecho un llamamiento para fortalecer la necesaria conexión entre ciencia y política. En un contexto mundial de urgencias, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad deben mantenerse en primer plano porque requieren una toma de decisiones coherente, integrada e inclusiva basada en evidencias sólidas. Un enfoque que parece obvio, pero no siempre lo es.
Este es el argumento del artículo de sensibilización ‘A strong science-policy interface now for climate and biodiversity’, que constituye la primera colaboración entre el centro alemán IDOS y el CREAF, con la participación de Alexia Faus Onbargi, Alicia Pérez-Porro y Anna de las Heras Carles, vinculado al proyecto científico Respin. En palabras de Pérez-Porro, «el futuro que queremos, pasa por la acción enraizada en el conocimiento y por las personas que trabajan para hacer posible esta conexión».
El argumentario de la colaboración entre IDOS y el CREAF defiende en esencia lo siguiente:
- Dos paneles científicos de referencia con mandatos independientes: IPCC e IPBES. Las plataformas intergubernamentales sobre cambio climático y biodiversidad tienen mandatos, comunidades y mecanismos de gobernanza distintos y trabajan por separado. Es necesario que colaboren más estrechamente para ofrecer conocimiento integrado y evitar diseñar políticas públicas coherentes, en cambio, climático y biodiversidad.
- Complejidad para transferir la información científica a la acción política. La consecuencia de las barreras para informar a las políticas públicas desde la ciencia es una inconsistencia por parte de estas políticas, tanto nacionales como subnacionales.
- De local a global. Es necesario fortalecer las interfaces ciencia-política nacionales y locales para garantizar que el conocimiento global se traduzca en acciones locales significativas.
- Diversidad del conocimiento. Los sistemas de conocimiento diversos importan: incluir el conocimiento indígena y local en la toma de decisiones, enriquece nuestra comprensión colectiva.
- Brokers de conocimiento, un rol clave. Hay que trabajar con una perspectiva de ecosistema y dar peso a los intermediarios de conocimiento, que son los agentes dedicados a la difusión, la comunicación, la transferencia y, por tanto, la síntesis del conocimiento.