¿Climáticamente aún hay signos de esperanza? Una respuesta centrada en la salud a la actual crisis energética, del coste de la vida y del clima permitiría a las empresas energéticas cambiar rápidamente a combustibles limpios. Y a los países alcanzar rápidamente las emisiones netas de gases de efecto invernadero, desbloqueando un futuro de desarrollo sostenible, entornos saludables y equidad sanitaria. Al tiempo que se mejora la seguridad energética y se ofrece una vía para la recuperación económica.
Cambios necesarios
Las mejoras en la calidad del aire ayudarían a evitar las muertes resultantes de la exposición a la contaminación atmosférica por partículas derivadas de los combustibles fósiles, de las que se produjeron 1,3 millones solo en 2020.
Acelerar la transición hacia dietas más equilibradas y basadas en plantas no solo reduciría el 55 % de las emisiones del sector agrícola procedentes de la producción de carne roja y leche, sino que también evitaría hasta 11,5 millones de muertes anuales relacionadas con la dieta y reduciría el riesgo de enfermedades zoonóticas.
En la actualidad, solo el 27 % de los centros urbanos están clasificados como moderadamente verdes o superiores, y la gente sigue dependiendo del aire acondicionado para refrigerarse, lo que en 2020 era responsable de 900.000 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono, y de 24.000 muertes por exposición a las PM2,5. Un rediseño urbano que dé prioridad a la salud puede proporcionar un mayor espacio verde que reduzca el calor urbano, mejore la calidad del aire y beneficie la salud física y mental.
Aún hay esperanza
Los datos del informe The Lancet de este año muestran algunos signos de esperanza y movimiento hacia la acción. Aunque la generación total de energía limpia sigue siendo insuficiente, alcanzó niveles récord en 2020, y las fuentes de carbono cero representaron el 80 % de la inversión en métodos de generación de electricidad en 2021.
Por primera vez, el empleo directo e indirecto en las energías renovables superó al empleo directo en la industria de extracción de combustibles fósiles, que registró 10,5 millones de empleados (un 10 % menos que en 2019), lo que reafirma que las energías renovables podrían apoyar la seguridad del empleo, ahora y en el futuro, indica el documento. ¿Climáticamente aún hay signos de esperanza?



















