A pesar de que los niveles freáticos están mejor saturados que en 2023, la amenaza de sequía en Francia sigue muy presente. Con el aumento de las olas de calor tempranas y las reservas ya bajo presión en algunas regiones, el verano se presenta incierto.
Tras varios veranos marcados por sequías, en ocasiones severas, el problema del agua vuelve a ser una preocupación central. Si bien los niveles de agua subterránea en muchas regiones se encuentran en niveles más tranquilizadores que en la misma época del año pasado, aún no hay certezas para los próximos meses.
Ante la duda las autoridades del país vecino ya han comenzado a poner en práctica una serie de medidas preventivas, entre ellas la de restringir el uso del agua en las zonas donde hay mayor preocupación.
Medidas de actuación frente a la sequía en Francia
Cerca de la mitad del territorio francés lidia ya con restricciones de agua y 18 del centenar de sus departamentos presentan el nivel máximo de alerta por sequía, según alertó este lunes la ministra francesa de Transición Ecológica, Agnès Pannier-Runacher, tras reunirse en Orleans con un comité de anticipación hidrológica.
Después de que en 2022 y 2023 la sequía golpeara de manera inédita a Francia, se espera que este verano esté «marcado por el cambio climático» por los episodios de calor extremo, sequía e incendios que ya comenzaron a producirse este mes de junio, el segundo más caluroso de la serie histórica del país, subrayó la ministra en X.
Prepararse para una situación de escasez hídrica fue el objetivo de la reunión que mantuvo hoy Pannier-Runacher en la Oficina de Investigaciones Geológicas y Mineras (BRGM en francés), cuyo último informe señala que los niveles de agua subterránea en Francia se encuentran este verano un 39 % por debajo de la media, frente al 17 % de 2024.
Algunos de los departamentos en «situación de crisis» por sequía son Aude, Charente, Dordoña, Gironda, Indre y Loira, del centro y sur metropolitanos golpeados en gran medida por las olas de calor procedentes del continente africano.
Por la tarde, la ministra se desplazó también a la región de Pas-de-Calais, en el norte, donde se produjeron fuertes inundaciones el pasado noviembre, para realizar un seguimiento de los trabajos de reconstrucción y prevención por las crecidas fluviales que afectaron a más de 130 municipios, con un coste de 345 millones de euros.
En declaraciones a los medios, Pannier-Runacher anunció el paso a una «nueva etapa» en la acción interministerial frente a las inundaciones en este territorio, a través del lanzamiento de un «plan general de resiliencia» mantenido en el tiempo.
«[El cambio climático] Tiene consecuencias muy reales para la subida del nivel del mar, el riesgo de inundaciones y también para el riesgo de sequía. Esto significa construir de forma diferente, cultivar de forma diferente, organizar y ser solidarios de forma diferente y desarrollar una cultura colectiva del riesgo», insistió. EFE / ECOticias.com


















