En medio del aumento de las temperaturas globales y el agravamiento de los impactos climáticos, el Informe sobre la Brecha de Adaptación 2025: Con el tanque vacío del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) revela que exista una profunda brecha en el financiamiento para la adaptación en los países en desarrollo amenaza economías enteras y está poniendo en riesgo tanto los medios de subsistencia como la vida de millones de personas en las naciones más vulnerables al cambio climático.
El Informe actualiza los costes estimados del financiamiento necesario para la adaptación en los países en desarrollo, situándolos en US$ 310.000 millones (unos 267000 millones de euros) por año para 2035. Si se basan en las necesidades extrapoladas expresadas en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) y los Planes Nacionales de Adaptación, esta cifra asciende a US$ 365.000 millones (314000 millones de €) anuales.
Mientras tanto, los flujos de financiamiento público internacional para la adaptación destinados a países en desarrollo fueron de US$ 26.000 millones (algo más de 23000 millones de €) en 2023. Esto significa que las necesidades de financiamiento para la adaptación en los países que se encuentran en vías de desarrollo son entre 12 y 14 veces mayores que los flujos actuales.
La mitigación del cambio climático necesita financiación urgente
Una brecha «abismal» en la financiación de los países desarrollados para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse al cambio climático «amenaza vidas, medios de subsistencia y economías enteras», advirtió este miércoles el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA).
Según su «Informe sobre la Brecha de Adaptación 2025: Con el tanque vacío», publicado como información para las negociaciones de la Cumbre de la ONU para el Cambio Climático (COP30) del próximo mes en Belém (Brasil), la planificación e implementación de medidas de adaptación están experimentando una mejora.
Sin embargo, subraya, «las necesidades de financiación para la adaptación en los países en desarrollo para 2035 serán al menos doce veces superiores a los flujos actuales de financiación pública internacional para la adaptación».
Hay que proteger las economías y a la población
El informe, que este año cumple su décima edición, estima que los costos de la financiación para la adaptación necesaria en las naciones pobres serán de «entre 310.000 y 365.000 millones de dólares» hasta 2035, a fin de proteger a sus poblaciones y economías frente a los impactos del calentamiento global. Estos valores están basados en cifras de 2023 y no han sido ajustados por inflación, según el PNUMA, que tiene sede central en Nairobi, capital de Kenia.
Si no se revierten rápidamente las tendencias actuales, alerta, no se alcanzará la meta del Pacto de Glasgow por el Clima de duplicar la financiación pública internacional para la adaptación desde los niveles de 2019 hasta unos 40.000 millones de dólares para 2025.
«Cada persona en este planeta ya vive con los efectos del cambio climático: incendios forestales, olas de calor, desertificación, inundaciones y el aumento del costo de vida», subrayó la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, en un comunicado. «Si no invertimos en adaptación ahora, afrontaremos costos cada vez mayores cada año», añadió Andersen. El PNUMA remarca que, aunque 172 países del mundo disponen de estrategias de adaptación, 36 no las han actualizado en al menos una década, lo que aumenta el riesgo de respuestas ineficaces o mal orientadas.
El valor de los nuevos proyectos de adaptación apoyados por fondos multilaterales —como el Fondo Verde para el Clima y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial— alcanzó los 920 millones de dólares en 2024, un aumento del 86 % respecto al promedio de los cinco años anteriores. El PNUMA subraya que, aunque 172 países del mundo disponen de estrategias de adaptación, 36 no las han actualizado en al menos una década, lo que aumenta el riesgo de respuestas ineficaces o mal orientadas.
El valor de los nuevos proyectos de adaptación apoyados por fondos multilaterales —como el Fondo Verde para el Clima y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial— alcanzó los 920 millones de dólares en 2024, un aumento del 86 % respecto al promedio de los cinco años anteriores.
El futuro se presenta incierto
No obstante, el organismo advierte que este repunte podría ser temporal, ya que «las restricciones financieras emergentes hacen que el futuro sea incierto«. El nuevo objetivo colectivo adoptado en la COP29, que se celebró en 2024 en la capital de Azerbaiyán, Bakú, compromete a los países desarrollados a aportar al menos 300.000 millones de dólares anuales para la acción climática en los países pobres para 2035, recuerda el informe. Pero esa cifra, apostilla, cubre tanto mitigación como adaptación y sigue siendo insuficiente para cerrar la brecha financiera.
El PNUMA pide que la llamada “Hoja de Ruta de Bakú a Belém”, que busca movilizar 1,3 billones de dólares para 2035, priorice subvenciones y mecanismos no generadores de deuda, a fin de no agravar la carga financiera de los países vulnerables al cambio climático.
La COP30 se celebrará en Belém, entre el 10 y el 21 de noviembre próximos, con el objetivo de acelerar la implementación del Acuerdo de París (2015) y movilizar el financiamiento climático a gran escala para el sur global, entre otros objetivos.
El apoyo de los fondos climáticos para nuevos proyectos de adaptación aumentó en 2024, aunque las restricciones financieras emergentes hacen que el futuro sea incierto y que las perspectivas de cumplir con la meta de Glasgow para 2035 en cuanto a financiación sean poco realistas.
Tanto el financiamiento público como el privado deben intensificarse para aumentar la adaptación, cuidando de no incrementar la proporción de instrumentos de deuda utilizados por las naciones más vulnerables. El tema de la financiación deberá ser una de las prioridades absolutas de la próxima COP30. EFE / ECOticias.com
 
			 
			













