El aumento considerable en el uso de combustibles fósiles, metales y otros materiales, contribuirá en buena medida al cambio climático y a la contaminación atmosférica, reducirá la biodiversidad y propiciará el agotamiento de los recursos naturales, dando como resultado la escasez de materiales básicos y esenciales, e intensificando el riesgo de conflictos locales.
Un informe del Panel Internacional de Recursos –IRP- (consorcio conformado por 34 científicos de renombre internacional, más de 30 gobiernos nacionales y otros grupos), auspiciado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, alerta de que la cantidad de materias primas extraídas de la Tierra en las últimas cuatro décadas se ha triplicado debido al incremento en el consumo por parte de la población, especialmente por la clase media.
El aumento considerable en el uso de combustibles fósiles, metales y otros materiales, contribuirá en buena medida al cambio climático y a la contaminación atmosférica, reducirá la biodiversidad y propiciará el agotamiento de los recursos naturales, dando como resultado la escasez de materiales básicos y esenciales, e intensificando el riesgo de conflictos locales.
Resulta evidente que, en este escenario, los patrones imperantes de producción y consumo son insostenibles, debiendo abandonar el modelo de economía lineal (usar y tirar) y transitar hacia una circular en la que los productos se aprovechen al máximo y los residuos sean concebidos como recursos. El reciclado desempeña en este sentido un importante papel por su capacidad para contribuir al ahorro de energía y materiales.
Y es que la cantidad de materias primas extraídas de la Tierra aumentó de forma desorbitada desde 1970, pasando de los 22.000 millones de toneladas a los 70.000 en 2010. Se ha constatado así que los países ricos consumen, como media, 10 veces más materiales que los pobres y 2 veces más que el promedio mundial.
Al respecto, cabe señalar que, desde el año 2000, el uso de materiales se aceleró a medida que las economías emergentes como China experimentaron transformaciones industriales y urbanas, requiriendo ingentes cantidades de hierro, acero, cemento, energía y elementos de construcción.
Si se continúa proporcionando vivienda, movilidad, alimentación, energía y agua de la misma forma que en la actualidad, los 9.000 millones de personas que habitarán el planeta en 2050 necesitarán 180.000 millones de toneladas de materiales cada año para satisfacer sus demandas, cifra que equivale a casi 3 veces la cantidad actual. Con toda probabilidad, esta situación elevará la acidificación y la eutrofización de los suelos y agua, aumentará la erosión del suelo e incrementará la producción de residuos y los niveles de contaminación.
DESACOPLAR EL CRECIMIENTO ECONÓMICO DEL MAYOR CONSUMO DE MATERIALES
Mientras que Europa y América del Norte tenían en 2010 una huella de consumo de materiales per cápita de 20 y 25 toneladas por año respectivamente, China se encontraba en las 14 toneladas y Brasil en las 13. En Asia-Pacífico, América Latina y el Caribe, y Asia Occidental, esta huella varía entre 9 y 10 toneladas, siendo inferior a 3 toneladas en África.
La economía global requiere hoy en día más materiales por unidad del PIB de las que precisaba a principios de siglo. Ello es debido a que la producción se ha desplazado desde economías eficientes en el uso de materiales, como es el caso de Japón, Corea del Sur y Europa, a economías menos eficientes como China, India y Asia Sudoriental, circunstancia que ha conducido a un aumento de la presión ejercida sobre el medio ambiente.
En este sentido, el IRP afirma que urge desacoplar el uso cada vez mayor de materiales del crecimiento económico a fin de que los países alcancen los objetivos de desarrollo sostenible. Para ello se requieren políticas bien diseñadas en las que cobren protagonismo las inversiones en investigación y desarrollo, junto con mejores políticas públicas y mejor financiación, creando así importantes oportunidades para el crecimiento económico y el empleo.
A juicio del Panel, aumentar la eficiencia en el uso de los materiales no resulta suficiente, pues, si bien permitirá un mayor crecimiento al reducir costes, podría obstaculizar los esfuerzos para reducir la demanda global de materiales. Es por ello que recomienda poner un precio a las materias primas en el momento de la extracción a fin de que reflejen los costes sociales y ambientales de la misma y se reduzca de forma paralela el consumo de materiales.
Asimismo, el IRP advierte que los países de bajos ingresos requerirán cada vez cantidades mayores de materiales para situarse al nivel de desarrollo de los países de altos ingresos, por lo que la demanda creciente de materiales posiblemente será origen de conflictos locales como los que acontecen en áreas donde la minería compite con la agricultura y el desarrollo urbano.