En declaraciones a los periodistas tras participar en un foro de ‘The Climate Group’ –un grupo de presión que aglutina a gobiernos subestatales y empresas–, De Boer señaló que Estados Unidos tiene en estos momentos un ‘handicap’ importante para adquirir compromisos, como es la lógica de la política interna del país.
«Sería bonito» que el grupo estadounidense anunciara un compromiso en Barcelona, opinó, pero se mostró convencido de que ello no será posible hasta la cita de Copenhague del próximo mes. El presidente, Barack Obama, «elegirá el momento oportuno» para hacer un anuncio al respecto, vaticinó.
Sobre la postura de los países africanos, quienes ayer amenazaron con abandonar las negociaciones si no se avanzaba en detalles concretos, De Boer justificó su posición porque el nivel de compromiso mostrado hasta el momento por los países industrializados no es suficiente para lo que ellos necesitan.
De hecho, el secretario precisó que todavía no se ha llegado a un compromiso de reducción dentro del intervalo de entre el 25 y el 40 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono, si bien señaló su «esperanza» de que se llegue antes del viernes.
Reducir entre el 25 y el 40 por ciento las emisiones de CO2 antes de 2020 es el baremo necesario en el que coincide la comunidad científica para lograr que las temperaturas globales no aumenten por encima de los dos grados centígrados de media anuales. La UE ya se ha fijado la meta del 20 por ciento de forma unilateral, si bien se ha mostrado partidaria de aumentarlo hasta el 30 por ciento si el resto de países da pasos en la misma dirección.
De Boer pronunció hoy una conferencia en la que señaló que la crisis económica ha comportado que durante este año las emisiones de CO2 se hayan reducido un 3 por ciento respecto al año pasado. Esta situación, bien gestionada, podría suponer que en 2020 se consiguiera una disminución del 5 por ciento superior a lo que se calculaba en un principio, por lo que abogó por aprovechar esta «ventana diminuta de oportunidades» con políticas activas que aseguren la implicación de las empresas privadas.
La inversión en una economía verde «debe resultar atractiva a nivel privado», y el capital público debería servir para «reducir el riesgo de las inversiones iniciales», explicó De Boer, sobre la necesidad de tejer estrategias conjuntas.
Montilla, por su parte, recordó que la Generalitat ya se comprometió unilateralmente a poner en marcha un plan de reducción de 5,33 millones de toneladas de CO2 cada año y es que, tal y como recordó la declaración marco para el reconocimiento de los gobiernos subestatales en su papel de agentes en la lucha contra el cambio climático, entre el 50 y el 80 por ciento de las acciones de mitigación para lograr los objetivos de la ONU se toman a nivel local y regional.
EP – ECOticias.com