Como explica el investigador Pedro Rodríguez Egea, “al igual que un mensaje debe encontrar un receptor para ser entendido, la planta dispone de receptores del ABA que, al interaccionar con ella, reciben el mensaje de estrés hídrico y ponen en marcha una compleja respuesta adaptativa”.
El módulo descubierto por los científicos se concreta en cuatro componentes (el receptor de la hormona, proteínas fosfatasa de tipo 2c, quinasas de la familia SnRK2 y factores de transcripción tipo ABF/AREB), que la planta emplea para percibir el aviso de la hormona sobre la escasez de agua y transmitir esa señal hasta el genoma vegetal. Esta investigación se suma a un estudio anterior, realizado en colaboración con el grupo del investigador José Antonio Márquez, del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, y que fue publicado también en la revista Nature el pasado mes de noviembre. Este segundo trabajo describe la estructura tridimensional (a escala atómica) de uno de los receptores de la hormona ABA, PYR1, crucial para desencadenar la respuesta de la planta ante la sequía.
Rodríguez Egea, que trabaja en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas Eduardo Primo Yúfera (centro mixto del CSIC y la Universidad Politécnica de Valencia), concluye que los resultados obtenidos en sendos estudios permitirán plantear abordajes fitosanitarios contra la falta de agua bien por la activación de receptores por moléculas sintéticas, unos fármacos contra la sequía; o bien inactivando los reguladores negativos de la señalización hormonal o reforzando los positivos.




















