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martes, junio 6, 2023

La inclusión de la industria aérea en el comercio de emisiones de CO2 es ya «una realidad»

Aznar avanzó que el Proyecto de Ley aprobado por el Gobierno para modificar el régimen general de comercio de derechos de emisión, y que ahora se discute en el Senado, podría aprobarse «antes del verano» con la inclusión de la aviación como principal novedad, lo que supondrá «un incentivo» para favorecer la reducción de emisiones de CO2 procedentes del transporte aéreo, ya que tendrá un coste para las compañías.

   «La venta de esos derechos de emisión proporcionará un ingreso que ayudará a las aerolíneas a su propio proceso de implantación de tecnología sostenible», apuntó, para destacar el peso de este sector en la promoción de un modelo de crecimiento económico compatible con un transporte más sostenible, máxime en un país como España donde el turismo supone el 10% del PIB y al que el 70% de los turistas llegan por avión.

   En su opinión, la industria es la más interesada en reducir las emisiones para mejorar en términos de eficiencia y energética, un reto que supone en última instancia favorecer la competitividad de las aerolíneas. Por ello, abogó por centrar los esfuerzos en la reducción del consumo de combustible, el uso de aviones más eficientes y una mejor gestión operacional, con el objetivo de reducir en un 10% las emisiones de CO2, con respecto a 2005.

   Aznar alabó que los planes de la industria, que prevé rebajar a la mitad las emisiones en 2020, sean «mucho más ambiciosos» que los que se discuten en el marco de la Convención de Naciones para el Cambio Climático y en el seno de la UE, que prevé reducir en un 30% las emisiones de CO2 este año coincidiendo con la presidencia española, lo que indica que la industria está «comprometida» con la sostenibilidad.

   Como ejemplo, destacó que en España el 95% de las emisiones de efecto invernadero procedentes de las compañías aéreas están operando dentro del régimen de emisiones y están cumpliendo, por tanto, con las medidas de seguimiento de sus emisiones establecidas para que este proyecto eche a andar.

   Por su parte, el director de la división de Medio Ambiente de AENA, José Manuel Hesse, recalcó que ninguna otra industria ha hecho «tanto esfuerzo» para reducir la emisión de CO2 como el transporte aéreo pero reconoció que estas medidas requieren «del impulso y del empujón de la Administración para que pasen de ser obligatorias a ser una realidad».

   Hesse apuntó por buscar también una gestión más eficiente de los aviones cuando están en tierra, que permitan también el ahorro de combustible antes y después de despegar, y abogó por la incorporación de vehículos eléctricos o de gas en los aeropuertos, fundamentalmente para servicios de ‘handling’, como «plataforma» para su validación, junto a otras medidas que reduzcan el consumo energético en las terminales. «Estamos en vías de conseguir que el transporte aéreo sea una industria sostenible desde el punto de vista social, económico y medio ambiental», concluyó.

EL FUTURO, EN LOS BIOCOMBUSTIBLES.

   En esta línea, desde la industria se coincidió en defender el gran esfuerzo realizado para contribuir a que los aviones reduzcan sus emisiones de CO2 con otra serie de medidas. Entre ellas, el director de Calidad y Medio Ambiente de Air Europa, José Antonio Salazar, enumeró la menor carga de catering, el control de la carga combustible en función del peso de pasaje y del agua potable en el avión, entre otras muchas medidas.

   En cuanto a las energías alternativas que pueden emplearse, David Acea, de Infinita Renovables, defendió que los biocombustibles de segunda generación para el uso de la aviación serán una realidad en los próximos años.

   Esta alternativa plantea tres retos: los requisitos especiales para su uso en aviación, encontrar un equilibrio entre eficiencia y rentabilidad para el volumen de producción que requieren y el cultivo de estas materias primas, como la jatropha primando terrenos degradados frente a los cultivables, en zonas como India o Pakistán, donde se ubican los mayores cultivos de esta planta.

   La UE fijó en 2009 que las compañías utilicen un 10% de combustibles alternativos, lo que permitió reducir en 10 millones de toneladas la emisión de CO2, el equivalente a más de un millón de consumo de petróleo en España. En España, el transporte debe hacer uso de un 5% de este tipo de combustible en 2010 para contribuir a frenar el cambio climático.

   Actualmente, en su conjunto el transporte en la UE contribuye al 25% de las emisiones de CO2, frente al 12% de la aviación.

ECOticias.com – ep

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