Durante una conferencia sobre cambio climático en el marco de la apertura de las sesiones plenarias del Parlamento Centroamericano (Parlacen), que se celebra en Nicaragua, De Alba precisó que los temas «pendientes más delicados» para esa cumbre siguen siendo la reducción de emisiones y la financiación a países en desarrollo.
En relación a la reducción de emisiones de CO2, el representante mexicano indicó que los países desarrollados tienen la «obligación» de reducir en 2020 el volumen de gases de efecto invernadero un 25% con respecto a los niveles de 1990, como aconseja la ciencia. «Estamos todavía lejos del mínimo que la comunidad científica» ha recomendado.
En este momento los países desarrollados, en su conjunto, no han presentado propuestas que rebase el 16 ó 17% de reducción en la versión más optimista», afirmó. Según De Alba, es necesario «presionar» a esos países «para incrementar este nivel de admisión para poder hacer frente al cambio climático». Según recordó, el nivel recomendado por la ciencia de reducir un 25% las emisiones «tiene una relación directa con el incremento de la temperatura promedio».
Asimismo, apuntó que los científicos han determinado que los efectos por el cambio climático no deberían incidir entre 1,5 y 2 grados celsius la temperatura promedio. «Todos coincidimos que un incremento en la temperatura promedio de más de 2 grados sería terrible para el planeta», advirtió.
El embajador mexicano dijo que en la cumbre de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP16), que se celebrará del 29 de noviembre al 10 de diciembre en Cancún, también se necesita el «esfuerzo» de los países en desarrollo en cuanto a reducción de emisiones, principalmente las economías emergentes.
En ese sentido mencionó a México, Corea del Sur, China, India, Indonesia, Sudáfrica, incluso a Centroamérica que, dijo, «también tienen una responsabilidad para reducir emisiones». «Se trata de un problema global que no puede ser resuelto más que de manera global», afirmó.
Sobre el tema de la financiación, De Alba explicó que existe un compromiso a corto plazo de transferir 30.000 millones de dólares y 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020 a las naciones más necesitadas para ayudarlas a hacer frente al cambio climático. En este sentido, consideró importante que los 30.000 millones de dólares acordados en Copenhague el pasado diciembre para apoyar a los países en desarrollo entre 2010 y 2012 comiencen a fluir a la «brevedad», de lo contrario no habrá «un resultado satisfactorio en Cancún».
Apuntó que esos recursos serían destinados, entre otros, para la reducción de emisiones, proyectos de mitigación y para adaptarse «a los cambios que ha generado el cambio climático». De Alba indicó además que «hay posibilidades de lograr algunos avances en Cancun en estos dos casos», aunque reconoció que no será una tarea sencilla.
También hizo un llamamiento para que en la cumbre de la ONU en México se discuta, además de trasferencias y reducción de emisiones, el tema de la vulnerabilidad y fragilidad en muchas regiones, donde su población se está viendo obligada a migrar por efectos del cambio climático.