España quiere absorber la atmósfera: creará 100 enormes «agujeros» en estas regiones

Publicado el: 3 de enero de 2025 a las 11:30
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energía, hidrógeno amarillo

España busca absorber la atmósfera con la creación de 100 enormes “agujeros” en varios puntos del país. Un objetivo que llega justo después del fracaso registrado al intentar absorber la atmósfera de esta otra forma. Actualmente, existe una preocupación creciente por disminuir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), especialmente en las ciudades. La quema de carbón para generar electricidad o calor y el transporte son los principales focos.

El proceso de respiración de los animales, entre los que se encuentran los humanos, abarca la inhalación de oxígeno molecular (O2) y la exhalación de CO2. De hecho, este procedimiento se repite en todos los organismos aerobios, es decir, aquellos que viven con oxígeno. En contraposición, las plantas realizan el proceso al revés. Necesitan CO2, luz y sales para fabricar su alimento. Por este motivo, se acuña que los árboles son capturadores de carbono.



Por sí solo no supondría un problema para el ser humano. El problema radica en su exceso en el aire, que sí provoca graves consecuencias para el medio ambiente y la salud humana. El incremento del CO2 en la atmósfera es el resultado de varios factores, pero principalmente la actividad del ser humano.

La quema de combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón para la producción de energía y transporte libera importantes cantidades de dióxido de carbono en la atmósfera.



Muchas de las repercusiones de este escenario ya se ven reflejadas en la Tierra en forma de cambio climático, acidificación del océano y complicaciones en la salud humana (por ejemplo, en un aumento de enfermedades transmitidas por vectores, como pueden ser el dengue y la malaria, además de un incremento en frecuencia e intensidad de olas de calor).

España absorberá la atmósfera con estos gigantescos “agujeros”

La captura y el almacenamiento de carbono será vital en los procesos de transición ecológica que lleven adelante tanto entidades privadas como públicas. Decantarse por estos mecanismos es crucial “para salvaguardar la habitabilidad del planeta”.

Así lo ha expuso Ana María Alonso Zarza, directora del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), en la ponencia de inauguración de la Jornada Empresarial: Estrategia para la captura de Carbono y CO2 organizada por elEconomista.es.

El IGME trabaja minuciosamente en la captura y el almacenamiento de CO2. De hecho, en el momento presente tiene la mira puesta en varias iniciativas y redes europeas. Por motivo de estos proyectos, el organismo público ha interceptado 103 acuíferos profundos con potencial para convertirse en almacenes de CO2 con capacidad suficiente para ‘guardar’ CO2 en tierra.

Sumado a esto, otro de las propuestas, en este caso offshore, en las que trabaja IGME tiene el foco puesto en dos zonas de España: Asturias-Cantabria y el margen del delta del Ebro.

“Sin almacenamiento y captura no vamos a poder solucionar el problema de las emisiones. Además, es importante que se haga un uso nuevo a ese CO2 que se captura”, apreció Alonso Zarza. Asimismo, aseveró que la apuesta por estas iniciativas minimiza “el daño al planeta” que padecen de forma directa los seres humanos.

“En las cinco grandes extinciones que se han producido, han desaparecido las especies que más recursos gastaban y el planeta ha seguido. El planeta no está en peligro, está en peligro nuestra habitabilidad”, advirtió la directora del IGME.

España, dispuesta a absorber la atmósfera para mejorar la “habitabilidad” de la Tierra

Al mismo tiempo, la directiva señaló que la investigación es esencial para seguir avanzando con este tipo de programas. “Creo que es muy importante que el mundo de la investigación esté cerca de las empresas y del sector industrial. La investigación básica es muy importante, pero hay que hacer investigación aplicada y, sobre todo, tenemos que estar conectados”, declaró Zarza.

Bajo estas circunstancias, España quiere absorber la atmósfera con 103 ubicaciones capaces de almacenar CO2. Un escenario que inevitablemente recuerda al material que amenaza con absorber la atmósfera y sustituir los árboles por el CO2.