Los niveles atmosféricos de dióxido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero más peligroso y prevalente, son los más altos jamás registrados y no paran de crecer. Los niveles de gases de efecto invernadero están ahora tan altos principalmente porque los seres humanos los han liberado al aire al quemar combustibles fósiles. Los gases absorben la energía solar y mantienen el calor cerca de la superficie de la Tierra, en lugar de dejarlo escapar al espacio. Esta captura de calor se conoce como efecto invernadero.
En 2023 los niveles de CO2 aumentaron un 151% con respecto a parámetros preindustriales, según la OMM
La agencia meteorológica de Naciones Unidas advierte que se tardaría décadas en reducir los actuales niveles de temperatura. En las últimas dos décadas, los niveles de dióxido de carbono (CO₂), el principal de ellos, han incrementado un 11,4 %, según ha informado este lunes la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que aseguró que esto «condena el planeta a muchos años de aumento de las temperaturas«.
Según el informe anual sobre concentración de estos gases, se alcanzaron el año pasado niveles de dióxido de carbono de 420 partes por millón, lo que supone un aumento del 151% respecto a parámetros preindustriales, es decir, antes de 1750.
Además, se midieron 1.934 partes por mil millones de metano y 336,9 por mil millones de óxido nitroso, los otros dos gases causantes del calentamiento global, con niveles que suponen subidas del 265% y del 125%, respectivamente en comparación con la era preindustrial.
«Otro año, otro récord. Esto debería hacer saltar todas las alarmas ante las instancias decisorias, no cabe duda de que estamos muy lejos de cumplir el objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global muy por debajo de 2º con respecto a los niveles preindustriales», ha subrayado la secretaria general de la OMM, Celeste Saulo.
El dióxido de carbono, contribuye en un 64% al calentamiento global y procede principalmente de la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento, aumentó en 2023 hasta 2,3 partes por millón con respecto a 2022, una cifra superior al año anterior aunque inferior a los tres anteriores.
Fenómenos atmosféricos extremos aumentan los gases de efecto invernadero
La transición del fenómeno de La Niña al de El Niño, que provocó un crecimiento de temperaturas en 2023, y la temporada de incendios, influyeron en el aumento de la concentración de gases. El metano y el óxido nitroso, generados por causas naturales, pero también por acciones humanas como la agricultura, la ganadería o la quema de biomasa, experimentaron subidas de concentración menores en comparación con los datos del 2022, según el informe de la OMM.
El estudio expone que la última vez que se registró en la Tierra una concentración de dióxido de carbono comparable a la actual fue hace entre tres y cinco millones de años, cuando la temperatura era entre 2 y 3 grados más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 centímetros superior al actual.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advierte que aunque las emisiones se redujeran rápidamente hasta alcanzar un nivel cero neto (es decir, que fueran paliadas por fenómenos de absorción como los que ejercen los bosques) se tardaría décadas en reducir los actuales niveles de temperatura, por la larga permanencia del dióxido de carbono en la atmósfera.
Un fenómeno que puede acelerarse más, sin duda
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) avisa de que el incremento de las concentraciones de los gases sea cada vez más intenso. «Los incendios forestales podrían liberar más emisiones de carbono a la atmósfera, mientras que el aumento de la temperatura de los océanos podría reducir su capacidad de absorción de dióxido de carbono, por lo que se podría acumular más este gas en la atmósfera y acelerar el calentamiento global«, ha señalado la secretaria general adjunta de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Ko Barrett.
Algo menos de la mitad de las emisiones de dióxido de carbono permanecen en la atmósfera, el océano absorbe aproximadamente la cuarta parte, y los ecosistemas terrestres en torno al 30%, aunque estos porcentajes varían debido a fenómenos como La Niña o El Niño.




















