La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) nos recuerda que el dióxido de carbono (CO2) se puede almacenar o secuestrar tanto en reservas terrestres como en ecosistemas acuáticos, convirtiéndose ambos en sumideros de CO2, cuyo potencial se puede incrementar a través de la rehabilitación de suelos degradados y una serie de prácticas para la conservación del suelo.
El suelo está considerado como el segundo sumidero de carbono mundial, solo superado en esta faceta por los océanos y los mares. Este efecto se produce como consecuencia de que las plantas extraen el carbono de la atmósfera para realizar la fotosíntesis; entonces, el CO2 sobrante se distribuye a través de las raíces y se deposita en la tierra.
Este carbono, si no se altera, puede permanecer ‘secuestrado’ durante años, por lo que un suelo sano contribuye a mitigar las consecuencias del cambio climático, de ahí la importancia de fomentar la biodiversidad, la recuperación de ecosistemas esenciales y el uso sostenible de la tierra.
Los cambios registrados en el suelo pueden afectar a la cantidad de CO2 acumulado, influyendo en las concentraciones de gases de efecto invernadero, lo que pone de relieve la necesidad de una óptima gestión del suelo y de los factores que afectan a su biodiversidad y funcionalidad.
Proyecto CREDIBLE
La Unión Europea se ha propuesto recuperar y aumentar el enorme potencial de los suelos agrícolas europeos para secuestrar carbono atmosférico y, así, disminuir la concentración de CO2 en la atmósfera.
Para asesorar a la Comisión en esta materia, está en marcha el proyecto CREDIBLE, donde están programados tres espacios internacionales e intersectoriales de encuentro orientados a debatir y compartir técnicas agrícolas, sistemas de Monitoreo, Reporte y Validación (MRV) del carbono secuestrado y modelos de negocio para estimular a los agricultores a adoptar esta estrategia, incluido el mercado voluntario de créditos de carbono.
Recientemente, este proyecto ha organizado en Dublín el segundo encuentro ‘European Carbon farming Summit’ donde participaron más de 500 personas, entre ellas, la investigadora del CREAF Pilar Andrés y Enrique Doblas, responsable de transferencia del centro, quienes lideraron una sesión de debate sobre el impacto de la agricultura de carbono en la producción de cultivos, en la biodiversidad y en la rentabilidad del campo.
“Este segundo encuentro ha contado con la presencia de diversos actores, entre ellos, la Dirección General del Clima de la Unión Europea, el European Soil Data Center del JRC, representantes de diversas asociaciones agrícolas europeas y una rica variedad de técnicos, académicos, gestores y, muy importante para nosotros, agricultores.
La sesión que se lideró desde el CREAF fue todo un éxito, llegando al máximo aforo de la sala, destaca Pilar Andrés, investigadora del CREAF y una de las socias del proyecto CREDIBLE.
La sesión giró en torno a cuatro cuestiones:
- ¿Qué puede motivar a los agricultores a aplicar técnicas agrícolas para capturar carbono?
- ¿Los criterios para pagar por el esfuerzo en la captura de carbono (el valor de un mismo crédito de carbono) deberían ser distintos en cada lugar?, por ejemplo, secuestrar carbono sin perder productividad agrícola es más difícil en regiones áridas o semiáridas, como la Mediterránea debido a la falta de agua y la baja productividad primaria neta
- ¿Habrá suficiente biomasa orgánica de buena calidad -fertilizantes naturales como el compost de residuos urbanos, alimenticios o animales- para todos los campos que decidan sumarse al cambio?
- ¿Integrar medidas para proteger la biodiversidad puede reducir la producción agrícola global? y cómo compensar estas pérdidas.
Fue una sesión muy fructífera y las conclusiones se plasmarán a modo de recomendaciones para mejorar el mecanismo que certificará la captura de carbono en los suelos europeos
Ejemplos de técnicas de agricultura del carbono
Dentro de la agricultura del carbono se incluyen diversas técnicas agrícolas, entre otras, cultivos de cobertura, cesar el arado, rotaciones de cultivos, abonado orgánico, mantener residuos como mulch o eliminar de agroquímicos, entre otras cosas.
Pilas de Andres enfatiza que aplicar técnicas agrícolas por separado no solo no tiene sentido sino que puede resultar negativo para la producción y que lo que hay que perseguir son ‘esquemas de manejo integrados’ mejor adaptados a cada lugar.
Además, añade que todavía se debate sobre qué prácticas se consideran agricultura del carbono y, a través de CREDIBLE, “queremos definirlo con más certeza para evitar el greenwashing”.