“Al lado de la carretera Panamericana, a casi 600 kilómetros al norte de Santiago, capital de Chile, se encuentra El Romero, la mayor planta de energía solar de América Latina y una de las doce más grandes del mundo.”
Un recurso natural
El alcance de sus 775.000 paneles solares que se extienden a través de la ondulada meseta del desierto de Atacama es tan enorme, que parece que no acabarán nunca. El parque solar fue construido por Acciona Energía, una empresa española.
La gran ventaja que hizo viable el proyecto ello es la naturaleza de la región. En El Romero, por ejemplo, disfrutan de 320 días de sol al año. En el horizonte, en medio de las cumbres andinas, se asientan dos observatorios astronómicos que dan testimonio de la claridad del aire.
Recientemente la planta se ha conectado a la red nacional. Para abril de 2017 debería llegar a su máxima potencia, generando 196 MW de electricidad, una cantidad suficiente para alimentar una ciudad de un millón de personas. Un tercio de su producción será comprada directamente por la filial chilena de Google y el resto alimentará a la red general.
Esta planta es una evidencia más de que la revolución energética es una realidad asequible y que ésta se está extendiendo por toda América Latina. «El Romero es un símbolo de que la energía alternativa ya no es alternativa, sino que en la actualidad resulta la mejor opción», dijo un vocero de Acciona Energía de Chile.
Suma y sigue
La impresionante producción de energía limpia de la región chilena se ve reforzada por la abundancia de energía hidroeléctrica y eso teniendo en cuenta que Chile ha bloqueado la construcción de varios de estos proyectos, por encontrarse en áreas ambientalmente sensibles.
La energía renovable ofrece grandes beneficios a la región. Por ello Chile se ha sumado a las energías verdes y como resultado de su última subasta de contratos de energía, para 2025 los precios deberían ser un tercio más bajos de lo que son ahora.
A nivel mundial, el progreso tecnológico y las economías de escala han reducido el costo de las energías verdes, al punto de que una vez construidas, las plantas solares son mucho más baratas de operar y de mantener, que las centrales térmicas.
Mediante la promoción de las energías renovables, América Latina está ayudando a reducir las emisiones de carbono en todo el mundo, aunque también necesita hacer más para detener la deforestación y los altos niveles de contaminación.