Inicialmente tenían una empresa maderera con explotación sostenible -de la cual hoy conservan solo una pequeña división-, ya que con el tiempo los negocios familiares tomaron otra ruta.
Don Jorge Brenes y su familia tienen 35 años de ser los guardianes de la Finca el Alto de San Juan, en la Península de Osa, en una localidad conocida como Rincón.
Inicialmente tenían una empresa maderera con explotación sostenible -de la cual hoy conservan solo una pequeña división-, ya que con el tiempo los negocios familiares tomaron otra ruta.
Sin embargo, el amor por los árboles echó raíces muy fuertes en la vida de este cartaginés, de 63 años.
Hoy, “aunque parezca raro, después de ser madereros, nos esforzamos mucho por la conservación y estamos afligidos, tristes” por que la finca protegida -de su propiedad- está bajo la amenaza de las bandas que se dedican a la tala ilegal.
El terreno de 140 hectáreas está compuesto por bosque primario, es decir, masas forestales vírgenes, que nunca han sido explotadas por el hombre.
“Nos da mucho pesar porque, ¿cuántos años cree que le cuesta a la naturaleza volver a ver un Nazareno, un Chiricano o un Sirrí?… 200, 300 o 400 años. Los venados pueden salir en carrera, el árbol no tiene derecho a escapar. Cuando usted corta un árbol, éste muere, no va a volver a retoñar más”, afirmó este administrador.
Según con estimaciones de Daniel Quintana, ingeniero forestal de la zona, efectivamente se han talado alrededor de 100 árboles de las especies anteriormente descritas.
El siguiente video fue captado por el experto.
De acuerdo con don Jorge, desde hace tres años esta situación se ha tornado crítica.
Además, como si fuera poco, los hechos se dan con la complacencia de los vecinos de lo zona y la inoperancia de las autoridades, cuyas acciones son nulas, según denuncia.
“En este país todos nos hacemos de la vista gorda. La gente sabe quiénes son, pero si alguien pregunta nadie los conoce, porque también hay que decir que son tipos que intimidan a la comunidad. Entonces, los mismos funcionarios del Ministerio de Ambiente no tienen apoyo para detener esto. Es muy triste”.
Don Jorge no se rinde y sigue en pie de lucha, como uno de los fuertes árboles que ha resistido el paso del tiempo en su finca.