La delimitación con boyas de los lugares de conservación estricta con el propósito de evitar la pesca y otros efectos antrópicos
Cuba resguarda sitios marinos de la Reserva de la Biosfera en la península de Guanahacabibes, distinguida por su alta biodiversidad y la salud de los ecosistemas locales.
La delimitación con boyas de los lugares de conservación estricta con el propósito de evitar la pesca y otros efectos antrópicos, destaca entre las medidas para proteger esas riquezas, explicó a Prensa Latina el Máster en Ciencias Osmani Borrego.
Se trata -subrayó- de un área de unas 15 mil 950 hectáreas que bordea la costa sur de la planicie, situada en el límite oeste de la isla.
Ese programa de señalización es respaldado por el Fondo Global para el Medio Ambiente de Naciones Unidas, institución que auspicia investigaciones e iniciativas conservacionistas en los archipiélagos sureños de Cuba, con un financiamiento de cinco millones de dólares para un quinquenio.
En el escenario -una milla náutica desde la orilla- abundan los corales, con predominio de la variedad negra y numerosas familias de peces, sus dunas acogen cada año a tres especies de tortugas marinas, durante la etapa de anidación.
Los quelonios hacen sus nidos de mayo a septiembre en las playas casi vírgenes de la localidad, pues de un total de 20, sólo tres son de uso público.
Al referirse a la labor de educación ambiental con las comunidades locales precisó que los especialistas del Parque Nacional radicado en esos predios establecieron una zona de pesca para los pobladores, quienes utilizan los recursos del mar como sustento desde pasadas centurias.
El complejo internacional María la Gorda, centro turístico ubicado en el paraje, fomenta el buceo con fines contemplativos en los fondos marinos, pero con regulaciones que garantizan el cuidado del entorno, aseveró Borrego.
Allí pueden admirar, además, los restos de embarcaciones de la época colonial y cavernas subacuáticas, durante un periplo por más de 50 puntos.
La península abriga a una exuberante selva tropical y a más de 200 especies de aves, tanto cubanas como migratorias.
Provenientes de Canadá y Estados Unidos, las viajeras encuentran refugio en la llanura cársica para recobrar fuerzas y continuar la ruta de la emigración.
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